Según datos de ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, hay más de 65 millones de personas refugiadas en el mundo. En ese proceso se llevan consigo apenas nada o lo mínimo que tienen y una de sus posesiones más preciadas es un teléfono móvil. Para la Unesco, las tecnologías vinculadas a los móviles facilitan la integración en las comunidades de acogida y pueden ayudar a las personas más vulnerables en tránsito. También pueden ayudar a continuar la educación de los niños refugiados.
Así, con el fin de difundir y compartir tecnologías que puedan ayudar a la continuidad del aprendizaje en contextos de conflicto y desastres naturales y mejorar la repercusión de las intervenciones humanitarias, UNESCO y ACNUR organizan la Semana del Aprendizaje Móvil 2017, que en marzo celebrará su sexta edición , este año bajo el lema “La educación en situaciones de emergencia y de crisis.”
De la cifra total de refugiados en el mundo, el 51% son niños. La mayoría se queda sin escolarizar durante largos períodos: solo la mitad de los niños refugiados tiene acceso a la educación primaria y esta brecha se agranda conforme se avanza en edad. Mantener a los niños en la escuela es muy importante en cualquier contexto pero debería considerarse como “un elemento de la respuesta temprana cuando se produce una crisis” ha manifestado recientemente Irina Bokova, Directora General de la UNESCO. Es decir, casi una ayuda de emergencia.
El derecho a la educacíon
El potencial de la tecnología móvil para facilitar el aprendizaje en situaciones de emergencia y crisis humanitaria es enorme “ pero apenas empezamos a entender cuál es el mejor modo de potenciarlo y cómo aprovecharlo a gran escala.”, explica Mark West, especialista en TIC de la UNESCO que destina recursos a un programa específico de investigación en tecnologías aplicadas a la educación con el objetivo de conseguir la Educación para Todos, uno de los Objetivos del Milenio
Y tal y como se va demostrando en distintos ámbitos, los dispositivos móviles pueden ayudar al aprendizaje formal e informal, poseen un enorme potencial para transformar las prestaciones educativas.
Niños refugiados y escuela
Las familias refugiadas son vulnerables y los niños se ven con frecuencia abocados al trabajo infantil. Cuando un niño se ve obligado a dejar su lugar de origen tiene cinco veces más probabilidades de no asistir a la escuela que el resto de menores. La educación es un derecho básico pero cuando las familias están luchando por sobrevivir, ir a la escuela es un lujo.
El 54% del total de los más de 65 millones de refugiados procede sólo de tres países: Siria, Afganistán y Somalia. Por otro lado, Colombia, con 6,9 millones de personas; Siria con 6,6 millones, e Irak, con 4,4 millones, son los que tienen las mayores poblaciones de desplazados internos. Los diez países que acogen más refugiados están en Asia y África, con Turquía a la cabeza en términos absolutos, y con países como el Líbano donde aproximadamente uno de cada cinco habitantes es refugiado.
La pérdida de oportunidades educativas es uno de los legados más dañinos de la guerra, con implicaciones de por vida para los niños, niñas y comunidades . Las tecnologías móviles pueden ayudar mejorar el acceso a la educación de muchos niños y jóvenes desplazados o refugiados.
Fuente: Unesco y Acnur
Imagen: Niños en el campo de refugiados de Zaatari , en Jordania (Global Humanitaria)