Levantarse temprano está de moda, por lo menos juzgando por la cantidad de veces que he visto este objetivo en las listas de propósitos para el 2016. A partir de hoy, todo mi entorno se ha convertido en monjes budistas que se levantan a las 4h de la mañana para empezar el día con meditación, un poco de escritura libre, algo de deporte y unas afirmaciones positivas, por si acaso. Ni mi pareja se salva de esta frenesí de deseos madrugadores, a pesar de que los dos sabemos que nada le arrancará de la cama antes de las 8h, por mucho que la testosterona esté aumentando sus niveles de energía.
Seamos sinceros: hay personas que saltan de la cama a las cinco de la mañana sin pensárselo dos veces y hay personas que, dada la oportunidad, jamás saldrían de las sábanas antes de las 10h de la mañana. Vale la pena recordar que este segundo grupo de personas normalmente se ha ido a dormir mucho más tarde que sus compañeros madrugadores... y consecuentemente al tener que despertar temprano suelen dormir bastante menos.
Si no existiera la presión social... ¿a qué hora te levantarías?
Debo admitir que no me gusta levantarme temprano. Y menos cuando hace frío. Pero, también soy consciente de que me gusta el hecho de estar levantada a primeras horas del día. En mi caso es lógico que identifique aquellas cosas que me mantienen en la cama para poder resolverlas. Al fin y al cabo no se trata de una dificultad de despertarme (a partir de las 5h suelo estar con los ojos abiertos), sino de salir físicamente de la cama. Tener la ropa al lado de la cama para poder vestirme debajo de las sábanas ha sido un paso importante para resolver el dilema.
Del otro extremo está mi pareja. No hay estrategia posible en el mundo para que se levante temprano sin que haya una razón de mucho peso que no se puede postergar, como coger un avión. En este caso sí que se levanta, pero no esperes conversas animadas o himnos de felicidad mientras se prepara para lo inevitable - salir de casa porque toca.
¡Ojo! No es que mi pareja sea un vago. Muy por lo contrario. Simplemente tiene un ritmo diferente. Mientras mi cerebro empieza a trabajar temprano por la mañana, él consigue estar concentrado hasta muy de madrugada... cuando yo ya me he refugiado en el país de los sueños.
La clave no está en el horario, sino en el número de horas
Como un canario yo me levanto con los primeros rayos de sol, o muchas veces antes de que aparezcan. La transición de dormida a muy despierta es cuestión de minutos y ya estoy lista para empezar el día. A cambio también me gusta estar en la cama antes de las 23 horas - para dormir.
Mientras tanto mi pareja sigue despierto, concentrado en sus cosas, aprovechando la tranquilidad de las horas nocturnas, como una lechuza que ahora se prepara para la caza. Le quedan unas 2-3 horas más antes de apagar las luces, con el consecuente cambio de horario por la mañana. Resulta que la clave para nuestro rendimiento no está en el horario exacto en el que cada uno se va a dormir, sino en el número de horas que conseguimos juntar cada noche.
No importa si duermes de las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana o si te vas a dormir a las 2 de la madrugada para levantarte a las 9 de la mañana. Lo importante es que le des a tu cuerpo las horas de sueño que necesita, algo que podrás averiguar con un poco de experimentación, por ejemplo con un diario en el que anotas cuando te vas a dormir, cuando te levantas y cualquier otra información interesante al respeto (como te has sentido por la mañana, horas de sueño etc.).
Una vez que sepas si eres un canario, una lechuza o un híbrido, asegúrate de utilizar esta información a tu favor: no luches contra tu naturaleza, aprovecha las oportunidades que te brinda.
[Esta entrada es parte de una serie sobre tus tendencias personales que tendrás que tomar en cuenta si quieres crear una vida que se ajusta a tus necesidades y sueños. Es fácil caer en la tentación de copiar a tus ídolos y héroes sin asegurarte primero de que lo que ellos hacen encaja contigo. Mejor que conoces tus propias preferencias, más fácil te será adaptar lo que te sirve y descartar lo que no va contigo. ¿Te atreves?]