Extase de Isabel Miramontes
Tengo un amigo que dice que a la gente le gusta más tener razón que follar. Siempre le contesto que eso no es verdad, que lo dice porque a él se le ha pasado ya la edad de follar, o las oportunidades, o las dos cosas. O quizás nunca tiene razón.¿Qué me gusta más a mí? Me gusta tener razón, soy muy fan del TE LO DIJE y, sobre todo en el trabajo, adoro la carpeta de enviados de mi correo electrónico porque me ha permitido algunos YO TENÍA RAZÓN gloriosos. También me los he tenido que tragar, como es lógico y, aunque pican, me los tomo como un partido de tenis, unas veces las cuelo yo en la línea y otras veces soy ya la que no lo ve venir. No me gusta pero así es el juego. A veces, sin embargo, tengo razón y no quiero tenerla porque cuando llega el momento en que sale a la luz que mi advertencia, mi aviso, mi llamada de atención era cierta, no encuentro satisfacción en ese reconocimiento a mi buen criterio. ¿Por qué? Porque tengo razón, porque esa persona es una impresentable y nos la ha jugado. Me paseo como un león enjaulado, me encabrono, me hostilizo, me pongo de muy mal humor, ironizo, la tensión me recorre el cuerpo, se me quita el hambre y la sed. Blasfemo e imagino conversaciones telefónicas en las que le digo: «Eres un impresentable, tú lo sabes y yo también. Voy a trabajar contigo porque no me queda más remedio pero quiero que sepas que te desprecio y que aplaudiré hasta romperme las manos si te pasa algo malo». Pero no puedo hacer nada, solo callarme.
Algunos "te lo dije" saben tan amargos que no compensan. Mejor el sexo que, por lo menos, relaja.