Revista Educación
Como estamos ya acostumbrados a decir, el latín es una lengua flexiva que tiene cinco declinaciones. Hoy llegamos a la Tercera Declinación en nuestro Curso de Latín, por lo que llegamos a las cosas serias.
Aquí, por tanto, hablaremos únicamente de esta declinación y de las cosas que la hacen especial y completamente diferente de las otras declinaciones. Es decir, hablaremos de las propiedades y características.
Empezando por el principio, hay que decir que esta declinación es, probablemente, la que más palabras contiene. La razón es que, según la historia de la lengua, es la declinación más antigua y esto se sabe porque es la que más respeta los paradigmas del indoeuropeo, que ya sabemos que es la lengua de la que procede el latín.
Tampoco se puede olvidar decir que esta es la declinación de los temas en consonante. Esto es lo que constituye su marca principal y, de hecho, hay quien la llama “declinación de los temas en consonante” o, en su defecto, “declinación atemática”, puesto que no lleva vocales temáticas.
Este tipo de sustantivos los reconoceremos porque, en su enunciación, además, tienen distinto número de sílabas en el Nominativo y en el Genitivo. Por eso se conocen también con el nombre de “Imparisílabos”. Un ejemplo puede ser “Caesar, Caesaris”.
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Sin embargo, hay que apuntar algo más. Esta declinación tendrá una variante que nos dará bastantes quebraderos de cabeza y que se conoce como los “temas en i”. Esto es así porque contienen una “i” antes de la terminación en ciertos casos. Lo veremos con más detalle en el apartado “Terminaciones”.
Pero, además, hay que añadir que este tipo de sustantivos saltarán a la vista porque, en su enunciación, tienen el mismo número de sílabas y terminación idéntica en el Nominativo y en el Genitivo. Por esta razón, hay quienes los conocen por el nombre de “Parisílabos”. Un ejemplo puede ser “Hostis, hostis”.
Respecto a géneros, en esta declinación nos vamos a encontrar los tres. Veremos entonces sustantivos masculinos, sustantivos femeninos y sustantivos neutros. Los masculinos y femeninos se declinarán de la misma manera, pero los neutros lo harán de manera diferente.
Parece fácil, ¿no? Teniendo estas cosillas claras como el agua cristalina, lo es. ¡Pero veamos algunas observaciones!
En cuanto a terminaciones, para conseguir un efecto arcaizante tanto en prosa como en poesía, algunos autores como César utilizarán el acusativo primigenio. En singular, este acaba en “-im” en vez de en “-em”, mientras que en plural acaba en “-is” en vez de en “-es”. Algunas palabras antiquísimas, por cierto, mantendrán este acusativo. Por ejemplo, “Tiber, tiberis”, el río junto al que se encuentra Roma.
Hay algunos sustantivos que son falsos parisílabos y hay que tener mucho cuidado con ellos. Dos ejemplos son “Pater, patris” y “Mater, matris”. La clave nos la puede dar que las terminaciones no son idénticas.
Otros sustantivos siguen el caso contrario: son falsos imparisílabos. Por ejemplo, encontramos que los sustantivos que acaban en “-al” (animal, animalis) y en “-ar” (calcar, calcaris) se declinan como tema en “-i”. Los monosílabos con tema acabado en dos consonantes, también. Como ejemplo tenemos “mons, montis” o “arx, arcis”.
Igualmente, vamos a encontrar restos de un antiguo caso “Locativo”, con terminación en “-i”, que puede darse en nombres de ciudades (Khartagini <-- “en Cartago”) o en nombres comunes (ruri <-- “en el campo”).
También encontraremos algunos sustantivos irregulares, con cuya declinación tendremos que tener mucho cuidado. Como ejemplo tenemos “Bos, bovis” o “Iuppiter, Iovis”.
Y nada más. Ahora toca hacer un repaso y esquematizarlo bien. Luego, ¡a seguir con las terminaciones!
¿Quieres más? Pues pasa por aquí para seguir leyendo sobre las terminaciones de la Tercera Declinación.
O, si ya te las sabes, pasa por aquí para ver cómo identificar las palabras que pertenecen a ella.
¡O ven por aquí y haz algunos ejercicios!