Teresa Rodríguez es una analfabeta funcional alérgica al jabón que con el paso del tiempo ha ido engordando como una cochina.
Una digna representante de una parte de los andaluces que son tan retrasados como ella.
De cada tres palabras que dice una es "fascista" y la otra "neoliberal".
Es una que no ha trabajado en su vida. Es profesora, liberada sindical, mamandurria premium.
De ahi salto a movimientos perrofláuticos para más tarde enchufarse en la poltrona. Pasó de la Universidad a la política. Ha pasado de izquierda radical a izquierda más radical a mega ultra radical cada vez que la echaban.
Primero fue militante de Izquierda Unida hasta que la echaron y formó parte de la Izquierda Anticapitalista.
En 2014 se unió a Podemos y fue elegida para el Parlamento europeo. Renunció a gran parte de su sueldo que acabó en la Caja B Caja S de Podemos.
Poco le duró, ya que renunció cuando fue elegida secretaria general de Podemos en Andalucía.
En 2020 se fue (o la echaron) de Podemos. Probablemente sabe que ella puede quedarse todo el pastel. Eso sí, conservando el acta de diputada, no vaya a ser que tenga que buscar trabajo.
Empezó a hablar de recortar sueldos de los diputados y devolver las dietas cobradas durante el confinamiento y la volvieron a echar, esta vez del Parlamento andaluz en una coalición entre Podemos, PP, PSOE, IU y Vox. Todo ello a traición y durante su permiso de maternidad. Un pioletazo en toda regla.
Ante esto, decidió refundar Adelante con casinos y furcias sin Podemos ni IU y bajo el nombre Andalucía no se rinde. Como veía un poco complicado ganar votos haciendo lo mismo que ellos tiró a lo fácil; independentismo más otras gilipolleces progres como feminismo y ecologismo. Eso sin olvidarse de "Sus niños".
Cuando se retire seguramente haga croquetas antifascistas que a buen seguro encontrarán su lugar en un lugar donde los pepinos amargan.