Daniela Martinez Heredia |
La mayoría de los temblores son demasiado pequeños para que el ser humano pueda percibirlos, pero de vez en cuando se produce uno de gran magnitud, como el que se produjo la noche del 5 al 6 de febrero de 2023 entre Siria y Turquía que dejó varios miles de muertos. Con una maganitud de 7,8, la sacudida podría ser el más mortífero de la década según algunos científicos consultados por la agencia Reuters.
Dónde ocurren la mayoría de los terremotos
Casi el 80 por ciento de los seísmos del planeta ocurren en las costas del océano Pacífico, un área que también recibe el nombre de «Anillo de Fuego» por la gran actividad volcánica que presenta. La mayoría de los terremotos ocurren en zonas sísmicas o fallas geológicas, donde las placas tectónicas (gigantes placas rocosas que conforman la corteza superior del globo terráqueo) colisionan o se rozan entre sí.
Estos impactos son, normalmente, graduales e imperceptibles en la superficie; sin embargo, una inmensa tensión se puede acumular entre las placas. Cuando esta tensión se libera rápidamente, se emiten vibraciones masivas, denominadas ondas sísmicas, a cientos de kilómetros a través de las rocas hasta llegar a la superficie terrestre. Otros temblores pueden ocurrir lejos de las zonas sísmicas cuando las placas se estiran o comprimen.
Tipos de fallas
Hay distintos tipos de fallas, incluidas la falla de hundimiento normal, la falla inversa y la falla de desgarre. Estas son las diferencias entre cada una.
Falla de desplazamiento
Cuando dos partes de la corteza terrestre se mueven de lado a lado, se da un movimiento horizontal a lo largo de una falla de desgarre.
El ejemplo más fmaosos es la falla de San Andrés en California (Norteamérica), que se extiende a lo largo de unos 1000 kilómetros desde el el sur de California hasta la ciudad estadounidense de San Francisco. El movimiento lateral de las ramificaciones de esta falla se produce por el movimiento de la placa del Pacífico en dirección noroeste bajo la placa continental de Norteamérica. La falla de Anatolia, responsable del terremoto de Turquía y Siria de 2023 es también una falla de desplazamiento o transformante.
Falla de hundimiento
Los movimientos de arriba a abajo en los terremotos ocurren en lo que llamamos fallas de hundimiento, en las que el terreno que está sobre la zona de la falla bien se hunde (una falla normal) o se ve empujado hacía arriba (falla inversa). Una falla normal ocurre cuando la parte más profunda de la corteza se aleja de la capa superior. Una falla inversa, bueno, ocurre igual, pero a la inversa.
Un ejemplo de una falla normal es la falla de 150 kilómetros de largo llamada falla Wasatch en el medioeste de Estados Unidos, también provocada por el movimiento de la placa del Pacífico bajo la costa oeste de Estados Unidos. Un temblor de unos 7 grados en esta falla hace unos 550 años provocó que el terreno de un lado se hundiera casi un metro.
Falla oblicua
Las fallas que combinan movimientos laterales y verticales se llaman oblicuas según los sismólogos.
Cómo se mide un terremoto
Dado que no todos los temblores son iguales, ni en su duración ni en su intensidad, desde principios del siglo XX los científicos han buscado fórmulas para medir y calificar los terremotos. Hasta hace poco los científicos medían los seísmos utilizando la escala de Richter, desarrollada por los sismólogos americanos Charles F. Richter y Beno Guatenberg en la década de 1930.
En su escala logarítmica de magnitud de un terremoto, cada número representa una intensidad 10 veces mayor que la anterior. Ningún terremoto ha superado los 9,5 grados de Chile el 22 de mayo de 1960. Desde 2011, cuando un seísmo de 9,1 sacudió las costas de Japón, no se ha registrado ningún terremoto por encima de 9 en la escala de Richter.
Los científicos asignan escalas a los movimientos telúricos en función de la magnitud o duración de sus ondas sísmicas. Un seísmo que mida de 3 a 5 grados se considera leve; de 5 a 7 es moderado a fuerte; de 7 a 8 muy fuerte y al superar los 8 grados se considera catastrófico (Richter o Mercali).
Consecuencias de los terremotos
De media, los terremotos de 8 grados de magnitud ocurren en algún lugar del mundo cada año y casi 10 000 personas fallecen anualmente por dicha causa. Las edificaciones que se derrumban son las responsables, con diferencia, de la mayor parte de las víctimas, pero la destrucción se exacerba por los deslaves, deslizamientos, incendios, inundaciones o tsunamis que acompañan al seísmo. Réplicas más pequeñas ocurren en los días posteriores a un gran terremoto por lo que pueden complicar las operaciones de rescate y causar más muertes y destrucción.
La mayoría de los terremotos se producen cerca de los límites de las placas tectónicas (como la poderosa falla de San Andrés, que recorre la costa oeste de Estados Unidos), pero los científicos aún no saben con exactitud dónde y cuándo se producirá el próximo gran seísmo. En España y en Europa no se suelen producir grandes temblores, pero si se han vivido recientemente algunos terremotos significativos como uno en Lorca (Murcia) en 2011, otro en Grecia en 2014 y otro en el centro de Italia en 2016.
Las muertes se pueden evitar mediante la creación de planes de emergencia, la formación y la construcción de edificios que oscilen en lugar de quebrarse a causa de la tensión originada por las ondas sísmicas. Hay ciertos consejos de seguridad ante los terremotos que se deben tener en cuenta, antes, durante y despues de un temblor, sobre todo se estás en una zona donde estos fenómenos pueden ocurrir.
¿Puede un terremoto provocar una erupción volcánica? Los posibles vínculos entre estos dos titanes geológicos han fascinado —y dividido— a los científicos. "Aunque gran parte de la comunidad científica podría mostrarse escéptica, muchos geofísicos de volcanes están convencidos de que los volcanes podrían reaccionar a los terremotos con diversas respuestas», afirma Eleonora Rivalta, directora del grupo de investigación de física sísmica y volcánica en GFZ Potsdam (Alemania). Con todo, insiste en que todavía falta la pista decisiva, específicamente una demostración clara de cómo un terremoto específico ha desencadenado una erupción en un volcán específico.