

Buenos presagiosnarra la historia de un fallido Apocalipsis a través de la vida de un ángel, Azifarel, y un demonio, Crowley, muy peculiares, que llevan tanto tiempo en la Tierra que no quieren que llegue el Fin del Mundo. A esto se une el azar: el accidental cambio de bebés al nacer el anticristo, que hace que “el elegido” sea educado en un ambiente normal. En realidad, es el trasunto de la película La profecía, que tuvo un enorme éxito en la época en la que Pratchett y Gaiman decidieron escribir. A los once años, el niño no ha recibido la educación adecuada para ser el anticristo, sino que ha juntado un grupo de amigos, unos niños que se hacen llamar “Los Ellos”, que se dedican a ser solo y exclusivamente niños, a lo Guillermo Brown y sus amigos.

La literatura es un intento caótico de entender el caos de la vida, y este libro es un buen ejemplo. El Apocalipsis no tiene lugar, claro, porque no interesa a nadie que “esto” se acabe. Pero también eso supone que cada uno de los personajes, empezando por el ejemplo de Azirafel y Crowley, decide disfrutar de la vida, porque solamente así el futuro es un “buen presagio”. Sí, buen presagio, como lo fue la chica del libro.