Revista Cultura y Ocio
Tercer disco de estudio de la banda inglesa The Cult, Electric, que es el punto de partida de una tirada de largos éxitos y buenos discos. Un trabajo del año 1987 que se debe tener escuchado, oído y disfrutado a estas alturas. Como característica curiosa, el grupo estaba descontento con las primeras grabaciones en los Manor Studios de Oxfordshire y se trasladan a New York para que sea Rick Rubin el que se ponga a los mandos de la nave y produzca el disco, regrabando Love Removal Machine y dando con el estilo que partió la pana y convirtió al grupo en una máquina de hard rock imparable. Electric lleva sputniks directos y potentes al corazón rockero, de esos que te hacen saltar a la primera escucha con riffs de guitarra potentes de Billy Duffy y la voz característica de Ian Astbury, hablo de dardos directos a la yugular, sin concesiones a la galería ni florituras.Estamos en una época, no nos olvidemos, a finales de la década de los 80 dónde triunfaba la laca, y discos con menos fuerza y más pose (Europe y Bon Jovi son dos ejemplos de esto), por lo que este álbum recupera el rock añejo, va a contracorriente de lo que dominaba, y las guitarras suenan duras y el aire a rock setentero es más que agradecido.Más adelante recuperaron las grabaciones previas realizadas en los Manor estudios con Steve Brown a la producción y las incluyeron en diferentes reediciones como temas extra.La formación era Ian Astbury a las voces (con su imagen reivindicativa de las tribus indias de América del Norte), Billy Duffy a las seis cuerdas, un gran guitarrista, Jamie Stewart al bajo y teclados y Les Warner a la batería.
Empieza el álbum con Wild flower, uno de esos singles que ya desde su primer riff te hace moverte, entra la sección rítmica y la voz de Ian que te lleva en volandas, un tema con paradas y recomienzos tremendos. Peace dog suelta guitarrazos desde el principio, tema de carga profunda con un gran desarrollo y muy disfrutable, rock en estado puro. Otro riff mítico de guitarra inicia Lil' devil, otro singleazo, que a día de hoy sigue sonando en sus directos, dónde Mr. Astbury se sale a la voz y como no Mr. Duffy hace un sólo descomunal. Aphrodisiac jacket es un tema más pesado y quizás más a medio tiempo, pero que no desentona para nada con el estilo coherente del disco. Electric Ocean recupera ritmo, otro pelotazo de tema directo y sin concesiones, al grano con la banda sonando de lujo y ese sólo de guitarra estilo casi heavy. Bad Fun es un tema de absoluto rock and roll desatado, las guitarras corren y el ritmo es imparable con Ian perfecto a la voz. King contrary man reenergiza aún más si cabe, más rock en estado puro, y las guitarras siguen corriendo. Love Removal Machine es otro mueve-caderas, single brutal con el bajo muy presente al inicio junto a la batería, para dar paso a la voz y la guitarra que lleva todo el peso, además del sólo descomunal. Born to be wild es la versión del disco, el tema de Steppenwolf, comprensible como influencia, rock setentero, aunque bajo mi punto de vista aporte poco con respecto a la original, quizás sólo la manera diferente de cantarla de Ian Astbury. Outlaw recupera ese rock deslizante, rápido y llevadero, con buena base guitarrera y sin estridencias. Memphis Hip Shake cierra el disco, y para nada es un descanso, tema visceral, duro y hard rockero para rematar con un leit-motiv que se va repitiendo machaconamente.
En definitiva, un disco imprescindible de rock y hard rock que seguía una línea diferente a la moda marcada en esa época, pero que dio una tremenda alegría a gente que reivindicaba en esos años el rock setentero. A día de hoy aguanta de manera tremenda el paso de los años y suena como un trabajo compacto y sin fisuras. Os dejo con el vídeo de Lil' devil.