Bajo esta inquietante premisa, The Purge. La noche de las bestias podría ser un thriller con pinceladas de análisis sociológico y antropológico, pero el filme de James DeMonaco pierde todo el interés apenas empiezan a desarrollarse los acontecimientos.
El guión, firmado por el propio DeMonaco, está plagado de incongruencias y tópicos del género que disipa cualquier sensación de tensión o repulsión hacia lo que se prevé un desenfreno de violencia. Las escenas de ataque resultan tan forzadas que es probable que el espectador deje escapar más de una carcajada.
El reparto no ayuda a levantar la película. Un desmejorado Ethan Hawke – desconozco si por causas naturales o por exigencias del guión- se muestra más que patoso en las escenas de acción y poco convincente en su papel como cabeza de familia.
El as en la manga podría haber sido el cabecilla de la banda de niños bien que aprovechan La Purga para dar rienda suelta a sus pulsiones agresivas. Con una sonrisa que parece querer evocar al mismísimo Joker de Heath Ledger, el personaje muere de una forma insulsa, sin artificios y sin haber dado el juego que prometía con sus amenazas.
The purge. La noche de las bestias es un cúmulo de despropósitos sólo apto para paladares poco exigentes que se acerquen a oferta típicamente veraniega de los cines.