Gracias a Yota he podido disfrutar de la actual etapa de los Thundebotls, una de las colecciones más interesantes que publica la Marvel del momento. La intención inicial de este grupo de superhumanos es dar una segunda oportunidad a los villanos para que puedan reformarse y pasar a formar parte de las líneas de héroes al servicio de la comunidad, si bien en las sagas más recientes este concepto sufre un giro de 180 grados que lleva a la serie en otra inesperada dirección.
Después del macroevento Civil War y sus trágicas consecuencias, el guionista Warren Ellis se encargó de la colección que hoy nos ocupa y reunió a psicópatas del univeso Marvel como Veneno y Bullseye o los torturados Penitencia y Espadachín junto a miembros clásicos del equipo como son Piedra Lunar, Pájaro Cantor y el Hombre Radiactivo, todos ellos liderados por un recuperadísimo Norman Osborn que por fin abandonaba el absurdo papel de villano simplón desde su ilógica resurrección. Con el propósito inicial de dar caza a los superhéroes que no acataron las normas impuestas tras el final de la mencionada Civil War, el grupo pronto tendrá otras preocupaciones, las diferencias entre sus miembros serán cada vez más evidentes y con el estallido de la Invasión Secreta nada volverá a ser lo mismo. Una vez finaliza el conflicto y Osborn obtiene su puesto en la recientemente comentada Vengadores Oscuros (que sigue la estela de estos Thunderbotls iniciales), la colección cambia de nuevo su rumbo además de sus componentes con la llegada de Andy Diggle a los guiones, pasando a ser un grupo de operaciones encubiertas que maneja Norman en la sombra y cuyos integrantes no tienen nada en común al principio mas que ser todos segundones de poca monta en Marvel.
El estilo oscuro y sombrío que necesita la colección se lo consiguen aportar Mike Deodato Jr. y Roberto de la Torre (con Ellis y Diggle, respectivamente), quienes mantienen rasgos realistas al mismo tiempo que se alejan de los cánones puramente superheroicos para reflejar las dobleces de unos personajes tan sucios y manipuladores unos con otros.
Una pena que Panini haya decidido cambiar su publicación a tomos recopilatorios en lugar de las grapas mensuales, pues hasta ahora hemos podido disfrutar de una colección fresca, divertida, con arcos argumentales bien hilvanados y personajes retorcidos que ponen en cuestión si realmente se merecen el título de héroes.