Título original: The Time of the Reaper
Primer tomo de la saga La Tierra heredada
Clasificación: Novela de ciencia ficción y aventuras
Edición: Trakatrá, abril 2011, 16’95 €
Valoración: 4 sobre 5
Un día como cualquier otro, en una base experimental de Oriente Medio se pierden las comunicaciones con un grupo de científicos que estudiaban algo que había caído del cielo. Días después, una pandemia que se ceba con los adultos amenaza la seguridad de todos los países. Los jóvenes son el futuro, y después de la enfermedad también el presente. Solo si se mantienen juntos podrán los principios civilizadores triunfar sobre el caos de la adolescencia.
Esta novela de ciencia ficción empieza recordándonos a El Señor de las Moscas. A partir de ahí podéis sacar una serie de conclusiones: trata de jóvenes en unas circunstancias únicas y no hay adultos que controlen y ejerzan una influencia civilizadora; los jóvenes eligen organizarse en grupos, cada uno con unas determinadas características morales; el mundo se convierte en un instituto gigante con armas de fuego donde triunfa la ley del más fuerte, a pesar de los esfuerzos de los íntegros. A partir de esas tres premisas podríamos sacar en conclusión que se trata de un libro agorero… como buena distopía, por otro lado. Sin embargo, debido a los diversos prismas que se nos ofrecen, a saber, el hijo de un policía, una hippie, un nerd, una gótica, un matón y una niña buena, podemos contemplar la complejidad real de la juventud. Y los personajes se mantienen fieles a sus principios, por lo menos a los que nos dejan ver. Desde el inicio resulta interesante la relación que se establece entre los cinco protagonistas, a los que luego se unirá una hippie, desestabilizando el precario equilibrio de relaciones que se había conseguido. El desarrollo de la trama no da tiempo realmente a que nadie se aburra, sino que siempre te mantiene atento, ya sea a las situaciones estáticas con las que se encuentran en su viaje en pos de la seguridad, ya sea en momentos de acción perfectamente descritos que recuerdan a momentos de Jericho o de la serie de televisión clásica La tribu. Quiero resaltar también la facilidad con la que se nos muestra cómo las características familiares definen la personalidad de los jóvenes más allá de lo que a ninguno nos gustaría admitir. Es irónico que, siendo cómo son los jóvenes, el autor nos muestre una situación disfuncional sin armar ninguna alharaca, sino simplemente mostrando una posible realidad. Sin embargo, no puedo estar del todo de acuerdo en la forma que tiene de resolver algunas de las situaciones, ya que parecen excesivamente simplificadas. Por otro lado, dada la situación en la que se encuentra el grupo resulta natural que se simplifique mucho, ya que se enfrenta a un dilema que únicamente admite dos posibles soluciones: supervivencia o muerte. Bastante hacen todos con mantener una cierta estructura social. Especialmente interesantes son los distintos discursos filosóficos de los líderes sobre las distintas comunidades, siendo en muchos casos mucho más interesante el discurso que la acción que sucede en ese momento.
El desenlace deja con demasiadas ganas de leer más.En esta novela, Butcher habla de las posibles mentalidades juveniles, mostrando claramente en cada uno de los personajes todas las características de la psique juvenil, sin quedarse simplemente en la superficie. También es importante destacar que hay alguna que otra escena un tanto fuerte, aunque no excesiva.