Desde hace algunos años, la crisis se ha visto empañada aún más por la
tragedia humana que representan los desahucios. Doménico Chiappe ha
querido reflexionar sobre este y otros problemas que presenta la
economía española con su última novela, Tiempo de encierro.
En ella se
nos cuenta la historia de Igrid, embarazada de pocos meses, que recibe
una orden de desahucio por parte del juzgado. Ella y su marido viven en
una urbanización de las afueras, deshabitada, al igual que muchas de
España. Frente a la amenaza de perder su hogar, Igrid toma una drástica
decisión: encerrarse en su casa y no volver a salir. Durante su tiempo
de encierro, le narrará a su feto las condiciones del mundo que le rodea
y seremos testigos de su resistencia pasiva, frente a la de su marido,
venezolano emigrado de Venezuela, que busca plantar cara a la situación
mediante la organización y lucha.
Basada en un caso real de desahucio
conocido por el propio autor, Doménico Chiappe ejemplifica el drama de
la clase media española en nuestros días. Abocados a un horizonte de
paro cada día más siniestro, los bancos se quedan con las casas de
aquellos que no pagan las hipotecas, dejándolos en la calle. Igrid
reflexiona sobre este fenómeno que no tiene visos de acabar.
Chiappe
aprovecha para analizar en su novela otros fenómenos inherentes a la
crisis igualmente paradójicos, como es la existencia de urbanizaciones
vacías en medio de la nada. Los años de bonanza económica y de auge de
la construcción fueron inflando cada vez más la llamada "burbuja
inmobiliaria" creando un mercado ficticio que acabó estallando y
haciendo quebrar muchas pequeñas empresas. Las constructoras, incapaces
de hacer frente a los pagos, se limitaron a abandonar las obras,
inacabadas, en medio del campo, sin dotarlas de los acabados ni los
servicios prometidos. Basándose en su propia experiencia al llegar al
país, Doménico Chiappe intercala capítulos que narran la vida de un
matemático recién llegado. El estilo corto y contundente contrasta en
gran manera con el resto del tono del libro que se basa más en el
soliloquio.
La soledad de Igrid, sola en casa mientras su embarazo
avanza, se ve interrumpida por las visitas de Bi, una artista multimedia
con la que trabaja y establece incluso una relación de amistad. Bi
representa la otra cara de la crisis, la del consumidor de lujo,
despreocupado por el dinero, que se interesa por los proyectos
artísticos, cuanto más extravagantes mejor. Bi aporta un punto de
decadencia moral al pequeño mundo de Igrid, que se va desmoronando a
medida que se acerca el momento del parto. Todas estas reflexiones sobre
disciplinas intercomunicadas forman parte también de la experiencia del
escritor, que suele combinar varias formas de expresión en sus libros.
Hijos
de la euforia y del vivir por encima de sus posibilidades (o no), el
drama de Igrid es el de muchas familias que no pueden llegar a fin de
mes y que se ven solas. Un libro que por lo menos nos hace reflexionar
sobre estas tragedias que tienen lugar en nuestro mundo de forma
constante.