Portada original usada también para la portada del tomo recopilatorio español
¿Qué pasaría si, tras años de sufrimiento, esfuerzo y sacrificio, los superhéroes cumpliesen con su sacrosanto cometido y librasen por completo al mundo de cualquier tipo de crimen o actividad ilegal? Con una premisa tal, Halcyon es un cómic más que atrayente. Una vez lo has leído, preferirías usarlo como combustible para barbacoas.
Es frustrante ver cómo un planteamiento tan interesante e integrante se pierde completamente en su factura, quedando en apenas unas ondas superficiales sobre el océano. No se pide necesariamente que todas las obras superheroicas iconoclastas tengan la densidad y calidad de Watchmen, pero sí que, como mínimo, cumplan con las expectativas que ellas mismas generan.
Ya solo el apartado gráfico tira para atrás, cuando en el mundillo del cómic americano suele primar este factor como atrayente de ventas, especialmente si no cuenta con un guionista de renombre que rotular bien grande en la portada. Pero, bueno, uno bien sabe que no debe juzgarse un libro por su portada, y muchas grandes obras de la cuatricomía tienen un dibujo, cuanto menos, peculiar.
Muestra del (triste) arte interior
Así que decides obviar el trazo tembloroso, la línea dibujada con un rotring escaso de tinta, la repetición de planos y el desconocimiento de más de dos o tres puntos de perspectiva. Incluso puedes obviar el hecho de que todos los personajes sean más o menos el mismo, cambiando solo elementos como el pelo o el tamaño de los pechos. Es más, puedes incluso obviar un coloreado patético que construye unas sombras generalmente mal colocadas y demasiado suaves para concordar con el ambiente tosco y brusco que intentan imprimir.
Y entonces te encontrarás con un guión estúpido. Cada supertipo se supone que es una parodia de otro ya existente, y por tanto obvian la necesidad de presentarlo. Un movimiento comprensible para agilizar la narrativa, pues si ya conoces al original, poco queda que explicar en la parodia. O así debería haber sido, pues, con excepción de Batman, cuesta horrores distinguir la referencia a otros justicieros enmascarados. Gracias a esto, la empatía que sientes por ellos es la misma que sentirías al ver un estante de Barbies.
Otra de las portadas originales
El desarrollo de la trama, tan original, apoteósico y apocalíptico como pretende ser en la contracubierta, y sin caer en detalles que estropeen el (triste) desarrollo de la misma, muerde el polvo cuando apenas lleva unas cinco o seis páginas, sabiendo exactamente cuál es el plan maestro tras todo el embrollo, y dejándote gritando como un poseso a las páginas porque los supuestos guardianes del planeta son demasiado estúpidos para darse cuenta de algo que tú, mero mortal, veías venir desde el prólogo.
Si has leído este artículo después de comprar Halcyon, pero antes de leerlo, hazte un favor: reza por encontrar el ticket y devuélvelo.
Carcayú
Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.
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