Revista Decoración

Todas tenemos un plan...para el blog.

Por Paula Lesina
Todas tenemos un plan...para el blog.
Las casualidades no tienen cabida en mi sistema de creencias. Por eso, no considero casual que tantas emprendedoras creativas se hayan sentido identificadas con la descripción del "síndrome del objeto brillante". La creatividad es un don pero también es una de las formas de la excusa: amparadas en la proliferación de ideas que nos rondan, terminamos por no concretar ninguna. 
Hoy, que observo con curiosidad y admiración los procesos de las mujeres que emprenden, comprendo que es una característica común al género la disipación de energía en tareas aparentemente importantes que nada aportan a nuestra vida cotidiana o al crecimiento de nuestros proyectos personales.
También pude comprobar que, justo en el momento en el cual estamos por concretar el sueño al cual queríamos darle forma de plan...surgen una cantidad infinita de posibilidades en la imaginación desbordada de una emprendedora. Todas tentadoras. Todas plenas de potencial. No es extraño que este sea el instante del "destello", cuando el objeto brilla y nos distrae. Porque, seamos honestas, iniciar un nuevo plan, darle forma a una nueva idea es más simple que lidiar con las consecuencias de hacer realidad un proyecto personal que ya dejó de ser un sueño lejano.
De la misma forma, tentadas por nuestra capacidad de crear espontáneamente, evitamos planificar de forma tangible. No te equivoques: tener una ciudad mental de proyectos no te convierte en arquitecto de tu futuro. Y no quiero abusar de profundidad para un viernes previo a la navidad pero mientras más "edificios" construís, mientras más crece tu "ciudad mental", más necesaria es una brújula. Una hoja de ruta, un Plan A.
Planificar el contenido editorial de tu blog para los próximos doce meses es una de las formas de trazar el mapa de tu ciudad imaginaria. No es un plan definitivo. No es la última palabra. Es una guía para caminar sin perderte por las callecitas de la duda en esos momentos en los que el entusiasmo baja y no sentís tanta certeza sobre lo que estás haciendo y la forma de abordarlo.

El mapa de tu ciudad mental.


Por eso te propongo que, si ya encontraste los doce temas que vas a trabajar en el 2016, avances un paso más y los calendarices. En un post reciente compartí contigo doce técnicas para explorar temáticas significativas para tu blog. Es un gran avance que las hayas encontrado. Que cuentes con una batería de tópicos que querés abordar. Ahora...que dejen de ser una lista y se transformen en un plan.
Elegí tu método para hacerlo. Personalmente y hasta ahora (estoy esperando con ansiedad el planner de Esti) uso el papel como recurso infalible. Comprendo el avance técnico que suponen Evernote y Google Calendar pero...sigo siendo del grupo de las rústicas. Necesito escribir mi plan en papel para darle estatuto de real.

Tener un plan editorial.


Mi procedimiento es muy sencillo. Busco en la red el calendario imprimible. Hay tantos y de tan variadas formas que no me atrevería a recomendar uno en particular. Suelo elegir los que son blancos y minimalistas para no distraerme con el diseño. Porque ese es otro punto desmesurado: cuando un objeto de papelería es "demasiado bello", me distrae. En ocasiones, me inhibe porque quiero conservarlo prolijo. Es la muerte por agenda molona, parafraseando a las amigas españolas. 
En general, imprimo los doce meses en hojas A4 pero solo mantengo a la vista un trimestre. Entonces llega el momento de despuntar el vicio:
- Cada mes tiene como encabezado el tema elegido.
- Marco las fechas de publicación.
- En cada fecha de publicación escribo un sub-tema posible.
Los primeros tres o cuatro subtemas surgen con facilidad pero los otros...hay que laburarlos mi santa. Por eso de que la inspiración te tiene que encontrar trabajando. Aunque esto no significa que te eternices mirando el calendario a la espera de la  epifanía. Si ese día no se te ocurre nada, no se te ocurre nada. Y no tiene otra consecuencia.
Lo maravilloso de las ideas suele ser que son caprichosas e impredecibles y es probable que mientras estés haciendo cualquier otra cosa -en serio, "cualquier otra cosa"- tengas una visión clara sobre lo que te gustaría escribir en enero para que tu blog despegue definitivamente.

Desautomatizar la mirada.


Pero...si no querés confiar en la llegada de la lucidez instantánea, te propongo que tengas una actitud de observadora participante en la vida. No te asustes. Suena más complejo de lo que es. Ser una observadora participante supone desautomatizar la mirada y observar lo que te rodea como si fuera nuevo. En ocasiones, cuando somos apasionadas de un tema y construimos nuestro blog en torno a él, pecamos de algo que podríamos llamar "la mirada del experto".  Esto no significa que tenés un título y tres posgrados. Sos experta en tu tema porque te apasiona y la pasión  suele ser más intensa, motivadora y formativa que la academia.
Una persona apasionada por su tema, busca información de manera voluntaria, compra libros y revistas, lee blogs y si el tiempo se lo permite, asiste a cursos y talleres de perfeccionamiento. Sos una apasionada entonces es muy probable que seas una experta o que llegues a serlo. Y quisiera decir que cuando sos experta todo son ventajas sin embargo...la mirada del experto puede ser una barrera difícil de traspasar. Por dos motivos de los que se habla poco:
1- Porque tan formada como estás ya no percibís la importancia de lo básico.
2- Porque luego de lograr la experticia, cualquier paso atrás se siente tonto y poco significativo.
O dicho de otra forma, luego de obtener pericia en un área, vos misma establecés los parámetros del conocimiento en un umbral altísimo: el de los expertos. Y creéme: en tu blog no escribís necesariamente para expertos, escribís para personas que disfrutan de tu tema y quieren compartir e intercambiar información. Sonar "inteligente" es uno de los grandes problemas de la experticia. Que tire la primera piedra quien no sufrió de esto...
Así que, a limpiar la mirada y a volver a mirar como en aquel momento en el cual te enamoraste de tu tema. Sí, cuando era un terreno virgen e inexplorado. Antes de que le construyeras todas las calles y los edificios. Eso, es desautomatizar la mirada. Cuando consigas volver a mirar sin pre-juicios, vas a descubrir todo lo que un lector que se inicia quiere y necesita saber. Y cuando lo sepas...empezás a escribirlo en tu calendario. Al principio no va a tener forma. Van a ser ideas sueltas pero...poco a poco aparecen las conexiones.
¿Querés saber qué ejercicio desautomatiza la mirada? Es simple: desintoxicarte de contenido. Dejar de preocuparte por el tema y preocuparte por quienes leen. Salir, caminar, tomar aire y mirar la nada sin buscar una respuesta concreta. ¿Viste? No era nada sofisticado. Pero funciona. ¿Te animás a probar?

¿Nos despedimos por hoy?


Le semana próxima, quiero contarte algunas novedades, quiero que conozcas los hitos de este año y cómo fui llegando a ellos y que finalmente lleguemos a un plan trimestral más armado y concreto. Vos hacé tu parte. No desestimes el poder del papel... el solo hecho de tener el calendario enfrente te recuerda que es necesario que lo llenes porque tenemos una tendencia natural a rellenar vacíos. El desprendimiento zen es virtud de pocas. La mayoría de nosotras siente la compulsión de ponerle palabras a los espacios desiertos. Por hoy me despido, es la fiesta en la escuela de mi hijo y ahora que me acuerdo....tengo que inventar un disfraz de ganso ¿a vos te parece?

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