Revista Comunicación
Todo es mejor (y peor) en Philadelphia - IASIP
Publicado el 19 febrero 2015 por Reino Reino De Series @reinodeseries¿De cuántas series podemos decir que no pierden la frescura con el paso del tiempo? ¿De cuántas podemos decir que siguen siendo originales después de años de estar en antena? No muchas, ¿verdad? Incluso a las más grandes podemos sus mayores fans acabar viéndoles algún que otro defecto, incluso dentro de su grandeza. Pero siempre hay alguna excepción, alguna excepción maravillosa que hace que años y años después de haber comenzado, sigamos pidiendo que por favor no acabe nunca.
Es este el caso de It’s Always Sunny in Philadelphia, que se encuentra ahora mismo en su décima temporada y regalándonos tantas risas o más que en sus primeros momentos. Y siendo aún capaces de sorprendernos cuando creíamos que a estas alturas ya no iba a ser posible.
Sí, It’s Always Sunny in Philadelphia es, a pesar de que a unos cuantos probablemente les sorprenda, una serie. Una serie que se encuentra en emisión. Y una serie que se encuentra en emisión desde hace casi diez años. Porque sí, para unos cuantos esto será sorprendente. Por la simple razón de que es una de esas series que, aunque tenga unos cuantos fans (más de los que parece) que no nos cansamos de alabarla, sigue pasando relativamente desapercibida. Especialmente teniendo en cuenta de que debería colarse sin problemas en todas las listas de las mejores comedias.
Porque lo que es, es una comedia divertidísima. Una comedia que tiene perfectamente pillado el punto a sus personajes, que entiende perfectamente lo que está haciendo y que además se atreve con todo. Es una serie perfectamente consciente de que sus protagonistas son, por decirlo de un modo sencillo, LO PEOR. Son terribles personas haciendo cosas horribles y arrasando con todo y todos a su paso, sin importarles las consecuencias. Son unos personajes a los que, precisamente por ello, podemos creérnoslos como grupo, podemos aceptar su dinámica, porque es tan natural que simplemente no podría ser de otro modo.
Y como la serie es tan consciente de ello, son siempre capaces de aprovecharlo al máximo y ser tremendamente brutos y hacernos reír a carcajadas en todos sus episodios. No hay tema que no se atrevan a tocar, siempre de la manera más bruta, equivocada y al mismo tiempo tremendamente acertada.
Ahora, además, con diez años de serie a sus espaldas, no sólo consiguen que no se quede en un concepto agotado, sino que hacen que el tiempo juegue a su favor. Porque con diez temporadas ya nos los conocemos a todos. Con diez temporadas se ha creado una sensación de familiaridad y camaradería con el espectador que hace que sepamos perfectamente por dónde van a salir los personajes, cuál va a ser su reacción ante cualquier tema y, sobre todo, cuáles son las burradas que se les van a ir ocurriendo. Y eso en vez de hacer que los chistes dejen de hacer gracia, les añade otra capa que los hace incluso más geniales si cabe. Especialmente cuando tenemos en cuenta que, a pesar de todo, en cierto modo aún consiguen sorprendernos.
Algo que no sólo ocurre con los chistes y la serie en sí, sino con todos sus personajes. Resulta muy raro que una serie con tanto tiempo consiga que todos sus personajes funcionen a la perfección, pero eso es lo que ocurre aquí. Y justamente esa es la razón por la que el ranking de los personajes de la serie sea tan distinto dependiendo de a quién preguntes. O incluso de cuándo preguntes. Personalmente, tengo debilidad por Dennis, con un Glenn Howerton que brilla cada vez que el personaje saca a la superficie su sociopatía rampante (algo que, por supuesto, ocurre constantemente), pero no se quedan muy lejos Dee o Charlie, con unos cuantos momentos también para Mac. Sin menospreciar tampoco a Frank, que, aunque en general me haga menos gracia que el resto, sigue estando muy por encima de la media.
Todos ellos son personajes que viven en su propia realidad (en su propia fantasía, como el propio Dennis explicó en un maravilloso monólogo digno de los mejores momentos de Jeff Winger, sin que ello tuviera ningún tipo de consecuencia constructiva dentro del grupo, por supuesto), una realidad de la que no tienen la más mínima intención de salir y desde la que arrasan con absolutamente todo. Siendo la principal muestra de ello el genial Cricket, sobre el que se va viendo la acumulación de destrozos causados por el grupo a lo largo del tiempo. Y con él, todos los demás, porque It’s Always Sunny in Philadelphia no sólo brilla en sus personajes principales, sino en todo ese universo que ha ido creando alrededor de ellos.
Así que desde aquí lo único que puedo hacer es seguir con mi misión de intentar conseguir que todo el mundo le dé una oportunidad a esta genialidad. Porque sí, son diez temporadas y eso puede dar un poco de pereza de entrada. Pero en cuanto los conozcáis, os daréis cuenta de que diez temporadas no son suficientes. De que es necesario que los chicos de Philadelphia estén en nuestras vidas siempre. Porque sin ellos, todo sería mucho peor.