Este evangelio nos enseña lo relativo que puede ser todo lo bello que hay en el mundo. Todo pasa. Las cosas que un día fueron, ya no son. Lo único que permanece es Dios. Es lo único que no cambia. La carta a los Hebreos nos dice que "Cristo es el mismo de ayer, de hoy y de siempre". Por qué entonces estar tan preocupados por lo que es pasajero?. Por ello el apóstol San Pablo decía: "el amor no pasará". Esforcémonos en cultivar y hacer crecer el amor, es lo único que perdurará, es lo único que les dejaremos a las generaciones futuras. Feliz día nos conceda Dios.
