La directora Mar Coll vuelve a adentrarse en los funcionamientos familiares con Todos queremos lo mejor para ella. De nuevo apuesta por una historia pequeña (que no simple) para hablar de las relaciones personales y del entorno más cercano. Un gran trabajo de dirección de actores y de cámara son las claves que convierten al espectador en un vouger de la realidad presentada.
La gran labor de Mar Coll que encuentra en la excelente interpretación de Nora Navas el complemento perfecto. La actriz catalana abandona el tono dramático de Pan Negro e interpreta a la frágil Geni con una mirada llena de ternura e infantilidad que despierta el instinto de protección y cuidado de quienes la observan. Sentimientos que alberga su círculo más próximo y que consigue, sin pretenderlo, acallar las demandas y deseos de la protagonista. Ella, simplemente, se deja llevar. El encuentro con Martina, una antigua compañera del colegio, romperá la rutina de Geni y sus familiares.
Sin haber leído la sinopsis del film, el accidente de Geni se oculta al espectador que, en todo momento, es testigo de los ligeros problemas de la protagonista para caminar o expresarse correctamente. Algo similar le ocurre al personaje de Mariana. Las acciones de sobreprotección llevadas a cabo por sus allegados parecen exageradas y coercitivas entonces. Conforme avanza el metraje Coll desvela detalles de lo que pudo pasar hace algún tiempo hasta que Geni decide contárselo a su amiga quien, en lugar de apoyarla, cambia el chip hacia la preocupación superflua y decide continuar con su vida, como siempre ha hecho. Es entonces cuando Geni se siente cansada de seguir peleando y decide escapar de su jaula de oro, una idea persistente durante todo el metraje.
El tratamiento del tema escogido por Mar Coll deja un buen sabor de boca con regusto a esperanza. Una banda sonora minimalista, que recuerda a la filmografía más psicoanalítica de Woody Allen o a la presentación de una peculiar Familia, dirigida por Fernando León de Aranoa; colorea el interesante análisis sobre las dificultades al cambio en entornos tradicionalmente de apoyo como pueden ser la familia o los amigos. La excesiva atención ejercida por todos los personajes de la película va apagando la fuerza de Geni quien lejos de conformarse con los nuevos hábitos impuestos desde el exterior, decide arriesgar y vivir su propia historia.