Llevo mucho tiempo criticando
la, cada vez más acusada, tendencia a la desaparición de los vinos rosados de las cartas de los restaurantes. Tengo amigos que no suelen
beber vino rosado y que no suelen apreciarlos.
Este es un tema del que quiero
hablar largo y tendido y os emplazaré a una próxima fecha en la que daré rienda
suelta a mis ideas al respecto. A ver qué os parecen.
Mientras tanto y para ir
abriendo boca, voy a hablaros de un vino que me encanta. Se trata de Tombú, una referencia de la bodega “Dominio DosTares” es decir, de la
apuesta del grupo “Dominio de Tares”
para explotar la variedad de uva “Prieto
picudo” autóctona de Zamora y León, aunque también elaboran vinos
blancos con Verdejo y Albarín.
Y es que hace ya unos cuantos
años que se está hablando de lo bien que se están haciendo las cosas en el
mundo del vino en León, pero esto se refería básicamente
a la zona del Bierzo y León es más que el Bierzo y esta es una prueba.
Los viñedos están situados a
unos 800 m.
de altitud en el municipio de Pajares de
los Oteros y están compuestos por cepas de más de 90 años. La bodega
estableció un ambicioso programa de adecuación del viñedo modificando usos
tradicionales para favorecer la calidad sobre la cantidad. Además, estableció
un programa de viticultura en colaboración con la Universidad de León y esta
pequeña joya es una muestra de lo bien que se han hecho las cosas.
Tombú se presenta en una botella de precioso diseño y forma tipo kendo (aquí te contamos algo más acerca
de las formas de las botellas de vino)
que deja apreciar claramente su espectacular color frambuesa.
Podría reproduciros la nota de
cata de la bodega o hablaros de lo que yo consigné en clase, pues este vino lo
descubrí en una clase de un curso de cata y maridaje de vinos, pero la verdad
es que no quiero. Lo que quiero es trasmitiros la idea de que se pueden elaborar
(y de hecho se hacen) grandes vinos
rosados, que no se trata sólo de un vino de consumo fácil.
Detrás de este producto hay un
proyecto ambicioso que nos ofrece un vino
de calidad, muy intenso y elegante, con un precioso color, redondo y en
definitiva una apuesta segura.
Creo que no os defraudará, no solo
es ideal para acompañar arroces, pastas y pescados azules. Su intensidad es tal que le aguanta el tipo a
algunas carnes blancas.
Otra cosa es dónde
conseguirlo, la producción está limitada a 10.000 botellas, su precio ronda los
7€ y me cuentan que una gran parte de esta producción ha acabado en manos de
una cadena de restaurantes de cocina
japonesa, pues parece ser (y yo estoy completamente de acuerdo) que alguien
de esa cadena considera que el maridaje de la cocina nipona con este vino es
casi perfecto.
En fin, espero que os animéis
a probarlo y si alguien ya lo ha hecho comparta su opinión. Como curiosidad os
contaré que fue uno de los vinos que acompañó la comida en la que probamos todas las recetas finalistas de nuestro gran concurso.