Cualquier aficionado a las series conoce el término cliffhanger, usado para definir una escena en la cual ocurren uno o varios acontecimientos que generan un alto nivel de intriga, dejando al espectador en ascuas sobre cómo continuará la historia en el próximo capítulo. Como resulta lógico, el uso de cliffhangers encaja con mucha facilidad en el mundo de la televisión debido a su estructura, pues por la periodicidad con que se emiten los capítulos y las temporadas, resulta divertido y útil regalar al espectador esta guinda que le haga comerse la cabeza y teorizar sobre el futuro de su serie favorita y sus personajes. Este artículo recopilará cinco de los cliffhangers que, en mi experiencia seriéfila, marcaron un antes y un después en el contexto de cada serie concreta o, por motivos determinados, se convirtieron en momentos memorables que pasaron a la historia de la televisión (a título personal, por supuesto).
Cuidado con los spoilers aquellos que por alguna extraña razón no hayan visto Breaking Bad, Game of Thrones, Lost, Prison Break o Twin Peaks.
Prison Break, S01E23 (Flight)
Esta serie, protagonizada por Wentworth Miller, alcanzó una gran popularidad durante su primera temporada (e incluiría también la segunda) por su premisa tan interesante: un hombre inocente es acusado de asesinar al hermano de la vicepresidenta de Estados Unidos y, ante la imposibilidad de liberarlo por la vía legal, su hermano decide atracar un banco para ser encarcelado en la misma prisión que su hermano y ayudarle a huir. ¿El gancho? Que él diseñó la prisión y los planos de las instalaciones cubrían su cuerpo a modo de tatuaje encriptado. La premisa tan atractiva, las posibilidades que el entorno carcelario ofrecía y los personajes tan peculiares (y, a veces, siniestros) que ahí convivían convirtieron la primera temporada de Prison Break en una montaña rusa de infarto que basaba prácticamente cada final de capítulo en un giro de acontecimientos que truncaban los planes de Scofield a la hora de preparar su huida. No mentiremos, había que esforzarse para mantener la suspensión de incredulidadcuando, tras varios capítulos, veías que todo lo que podía salir mal salía mal. Más aún cuando esas complicaciones que dejaban al espectador intrigado al final de cada capítulo se resolvían a veces de manera rápida y casi intrascendente al principio del siguiente. Pero no todo en esta vida es ver series de alto nivel y gran profundidad, y como entretenimiento ligero bien llevado que era, esta serie dio momentos muy divertidos en el ámbito del cliffhanger, el cual llevaron a un extremo ridículo y telenovelesco en las temporadas 3 y 4, tirando por la borda lo que podría haber sido una gran serie de 1 o 2 temporadas.El último que llegue, pierde.
El momento por el que Prison Break está en esta lista es el final de su primera temporada. Tras tantas horas de angustias, de empatizar con los personajes buenos y encariñarse con los más perturbados (inolvidable T-Bag), finalmente conseguían su propósito. La pega estaba en que la idea original de Scofield era huir con su hermano, pero las variables humanas y los contratiempos causaron que la fuga implicara a ocho presos, algunos de los cuales eran indeseables que nunca debieron salir de ahí. Al final de dicho capítulo, un avión debía esperar a los fugitivos para huir de las inmediaciones de la prisión y evitar ser capturados por toda una patrulla de policías que los pisaban los talones. Pero obviamente, algo sale mal, el avión despega sin ellos y la última escena de la temporada muestra a los ocho fugitivos corriendo por un extenso campo en mitad de la noche mientras numerosos policías los siguen a escasos metros.La curiosidad por saber qué pasaría con estos personajes y por saber qué rumbo tomarían convirtió esta escena en una de las más intensas de la serie. Además, planteaba el cambio de escenario y formato de la serie pues si la primera temporada era un drama carcelario, la segunda adquiría tintes de road movie al centrarse en la persecución de los ocho presos por todo Estados Unidos.
Breaking Bad, S05E08 (Gliding over all)
Se trata de una de las series revolución de la última década. El drama de Walter White (Bryan Cranston) en su camino para convertirse en una leyenda del narcotráfico es una de las series modernas más aclamadas de la historia, y no es para menos. Cada temporada retorcía aún más a los personajes, sus motivaciones y sus principios mientras luchaban en el turbio mundo de la droga y el crimen.
Curiosamente, Breaking Bad no se entregó demasiado al uso de cliffhangerssalvo en momentos puntuales en los que se usaban con maestría. Con gran confianza en la historia y sus personajes, Vince Gilligan dejaba que la historia fluyera de un capítulo a otro sin necesidad de sorprender al espectador y dejarle en shock para ver el siguiente capítulo.No queda papel...
Aun con todo, había un momento que todos sabíamos que llegaría y era de esperar que, cuando ocurriera, se le dedicara toda la importancia que merecía. Hablo del momento en que Hank, finalmente, descubría quién era su cuñado y las cosas que había hecho, y esa escena del personaje sentado en la taza del váter mientras lee la dedicatoria que el ex-compañero de Walt escribió al principio de Leaves of Grass de Walt Whitman es de los momentos cumbres de la serie. No por esperado fue menos impactante, sobre todo por el motivo que desencadenó la revelación: un descuidado y suficiente Walt, seguro de sí mismo y de su maestría para mantener una doble vida causa su propia desgracia al olvidar esa prueba y dejarla en el baño al alcance de cualquiera. El patetismo y humor que desprende la imagen de Hank descubriendo la verdad mientras hace aguas mayores refleja a la perfección el patetismo y el humor que tan presente estuvieron durante la serie y en sus personajes. Inolvidable.Twin Peaks, S02E22 (Beyond Life and Death)
Twin Peaks es considerada por muchos una de las series más influyentes de la televisión, y que expandió el alcance de las historias con múltiples personajes, tramas entrecruzadas y elementos sobrenaturales al servicio de una investigación policial poco común. Al igual que tantas otras series ya mencionadas, este drama de la ABC que atrapó al mundo bajo el lema “¿Quién mató a Laura Palmer?” empleó mucho las escenas impactantes, especialmente durante una segunda temporada que, sin la guía del cerebro David Lynch cayó en otras manos que intentaban como fuera necesario atraer a una audiencia que se les escapaba tras la prematura resolución del asesinato y las múltiples e insustanciales subtramas que llenaron su segunda mitad.
Intenté besar mi propio reflejo y calculé mal. A todo el mundo le ha pasado.
En esta ocasión, resultaría un sacrilegio no enmarcar el final de la serie —o lo que era el final de la serie hasta hace poco—. Retomando la historia para un último capítulo y con la intención de conseguir el suficiente interés para sacar una tercera temporada adelante (algo que tardaría 25 años en pasar), Lynch recoge los maltrechos restos de la serie para llevárselos a su terreno y recomponerlos en una hora de surrealismo y simbolismo en la que no hace falta entender muy bien lo que está pasando para quedar embobado ante la magia de lo que estás viendo. Atrapado en la Logia Negra junto a Windom Earle y Bob al tratar de rescatar a Annie, Dale Cooper (Kyle MacLachlan) consigue salir airoso de ese místico lugar para volver al mundo terrenal, solo para revelar al espectador horrorizado que el verdadero Dale había quedado encerrado en la Sala Roja y quien había vuelto era Bob en el cuerpo del detective, dispuesto a sembrar el caos como ya hiciera anteriormente en la serie.Estaríamos hablando de uno de los finales más frustrantes de la historia de la televisión si no hubiéramos tenido la suerte de saber que, el año que viene, Lynch retomará su niña bonita con 8 capítulos dirigidos enteramente por él y donde, con suerte, sabremos cómo continúa la historia de Dale Cooper y los habitantes de Twin Peaks, pudiendo así responder (entre otras cosas) a la pregunta que cerraba la serie: “¿How’s Annie?”Game of Thrones, S03E09 (The Rains of Castamere)
Muy raro sería que no estuviera esta serie en el Top, pues es el último fenómeno seriéfilo que tiene enganchado a medio mundo preguntándose qué pasará después (y si el otro medio no nos lo preguntamos es sólo porque nos hemos leído los libros).No hay mucho que decir, la serie de la HBO basada en la obra literaria de George R. R. Martin ha conseguido una popularidad sin fin por su habilidad para trasladar a la pequeña pantalla el mundo fantástico-medieval de Poniente con su crudeza, sus tramas políticas y sus conspiraciones por hacerse con el Trono de Hierro. Y todos estos elementos tienen cabida en el noveno capítulo de la tercera temporada, cuyo título real ha sido eclipsado y es conocido, simplemente, como el capítulo de La Boda Roja.
¿A esto llaman boda? ¡Dónde está el marisco!
Ni siquiera los lectores prevenidos pudieron quitarse el mal cuerpo que deja esa escena en la que unos despreocupados Stark asisten a una boda con tranquilidad sin esperarse una traición tan grande. Las muertes de Catelyn, Robb, Talisa y su bebé nonato (junto con la caída de todo su ejército y hasta de su huargo) resultaron impactantes no sólo por sangrientas y crueles, sino porque sesgaba de un plumazo una de las tramas aparentemente principales de la serie: la venganza de los Stark contra los Lannister por la muerte de Ned. De repente, los personajes que más podían definirse como “los buenos” (tan buenos que se podría añadir “tontos” a la descripción) caían, dejando a los espectadores vacíos, sin nada a lo que agarrarse y sin saber hacia dónde mirar en busca de consuelo.Fue uno de los momentos que dejaron dolorosamente claro que Game of Thrones no trata de un personaje o una casa, que no hay un protagonista, que no hay unos “buenos” que tengan que derrotar a unos “malos”, y que encariñarse demasiado con cualquiera de ellos podía acabar rompiendo el corazón a muchos (y la cuarta temporada da, de nuevo, buena cuenta de ello).Lost, S03E23 (Through the Looking Glass)
Lost debía tener un espacio en esta sección, y no por preferencia personal, sino porque si hay una serie que viene a la mente de inmediato cuando se habla de cliffhangers, esa es Lost. Nunca una serie fue capaz de manejar tantísimos giros y vueltas de tuerca y aun así seguir sorprendiendo y divirtiendo con el paso de los capítulos y las temporadas. Muchos son los momentos que podrían incluirse perfectamente en esta lista, los cuales no mencionaré pues sería interminable. No obstante, si hay uno que haya marcado una cumbre en la serie y haya trascendido a la historia de la televisión, ese es el final de la tercera temporada. Lost siempre tuvo buen tino a la hora de manejar los flashbacksde los personajes y, a la vez, hacer avanzar la historia de la Isla aunque fuera lentamente (no olvidemos que 24 capítulos de media por temporada son muchos). Sin embargo, en la tercera temporada el primer elemento ya estaba más que agotado, con flashbacks insustanciales y sin interés que gritaban “relleno” a voces.Por suerte ese año la serie consiguió mantener el tipo con algunos flashbacksrelevantes (el del accidente de Locke, el pasado de Ben y tantos otros) así como incluyendo historias de personajes llenos de carisma como Desmond, allanando el camino para plantar una bomba de la que la audiencia no tenía ni idea. Durante la season finale estábamos tan involucrados en los acontecimientos de la Isla que no reparamos en lo extraño de ese “flashback” tan atípico. ¿Cómo voy a centrarme en Jack el barbudo alcohólico cuando parece que por fin vienen a rescatarlos de la Isla? Todo un carrusel emocional de alegría, tristeza y sorpresas durante lo que duró el capítulo… pero aún había más. Durante la última escena del capítulo, un Jack (Mathew Fox) muy perdido se encuentra con Kate (Evangeline Lilly) en mitad de la noche, revelando no sólo que consiguieron salir de la Isla (convirtiendo el flashback en un flashforward), sino que no todos lo hicieron y que Jack desea volver desesperadamente.
"Puede que esté hecho una mierda pero, ¿y lo bien que me queda la barba, qué?"
En una sola escena de escasos 5 minutos cambiaba por completo el rumbo de la serie y la percepción que se tenía de lo que estaba pasando y lo que iba a pasar, dando una frescura renovada a la serie que necesitaba algo así para no estancarse. Muchos nos quedamos mirando a la pantalla durante unos minutos tras el fundido en negro, procesando la bomba que acababa de estallarnos en la cabeza, y el eco de aquel “We have to go back!” todavía resuena en nuestra cabeza con la misma fuerza.Y hasta aquí la recopilación. Esta lista es, por supuesto, totalmente personal y subjetiva, e incluso el orden de las elegidas podría variar según el día. Lo que sí puedo decir es que, pese a que una serie no necesita cliffhangerscontinuos para mantener el interés si la historia y los personajes son cautivadores, muchos de mis recuerdos seriéfilos más importantes e intensos se deben en gran parte a estas escenas y su capacidad para dejarnos, como se diría coloquialmente, con el culo torcido.