Ha pasado un verano por delante de mis ojos como un suspiro. Un Mundial intenso y lleno de momentos amargos y épicos. Un inicio de curso lleno de cambios y toda una temporada por descubrir por delante. Mientras, veo a las fieras correr, como cantaban Los Enemigos en ‘La otra orilla‘. Y en esa orilla, buscando hacer pié, floto y me muevo. Tomo aire y espero a encontrar el momento justo para dar el pase al hueco que ando buscando. Esa entrada que vuelva a dar vida a estas Ilusiones creadas. Y precisamente esta mañana, releyendo una interesante entrevista de Mauricio Silva Guzmán en la revista Líbero al gran entrenador colombiano “Pacho” Maturana, me encontré con esta imagen de un hombre en mitad de una tormenta de arena y las maravillas que asocia a ese momento irrepetible. Caótico y bello a la vez.

P- Su última experiencia le lleva a Arabia Saudí, a entrenar al Al Hilal. ¿Cuál es su impresión del país y su cultura árabe?
R- Que conocí lo que mi papá me contaba de Las Mil y una noches. Un día dijeron que no se podía salir porque venía una tormenta de arena y yo me dije: “No me voy a perder esto”. Y arranqué para el desierto. Y cuando vos empezás a mirar esa tormenta de arena, empezás a ver que las nubes son rosadas y a ver en ellas el genio que habita ahí, envuelto ahí. Y los truenos vienen y van, y vos ves que la nube ya es roja. Y ves la pelea de los genios. Y al final gana la noche y las estrellas brillan. Y el carro termina vuelto mierda y uno también, pero ¡qué experiencia!
