Revista Cocina
Estos días pasados se celebraba en mi ciudad, Granada, la fiesta de nuestra patrona, la Virgen de las Angustias.
Con motivo de la fiesta y desde tiempos inmemoriales, se hacen las famosas tortas de la Virgen. Esos días, rara es la familia que no se lleva una para casa. Paralelamente a las pastelerías de renombre, se venden en muchos lugares y casi diría que cada horno tiene su particular receta, aunque haya una que es la tradicional por excelencia. La original siempre llevará cabello de ángel en su relleno. Las podréis encontrar con chocolate o con crema y algunas más atrevidas que incluyen algún relleno más sofisticado.
Es día grande para mi ciudad que se engalana de pies a cabeza y se prodigan los puestos callejeros que ofrecen los frutos de temporada, granadas, membrillos, acerolas, almencinas, azofaifas, nueces, avellanas… acudiendo a la cita miles de personas devotas, que llegan de distintos lugares de toda la provincia a acompañar por plazas y calles el desfile procesional.
Si alguna vez decidís acercaros a mi bella ciudad recordad que el último domingo de septiembre coincidiréis con ella.
Mi marido es muy de tradiciones, yo sin embargo soy más despegada, pero he de reconocer que no me gusta olvidar, así es que este año no he querido que prescindamos de la torta (que hace, al menos dos años, no comemos) y me he aventurado a hacerla en casa, sin más recetas, ideas o sugerencias. ¿Mi opinión del resultado? bastante aceptable, si preguntáis por aquí os dirán: ¡¡¡buenísima!!!
Ingredientes:
- Harina panificable 300 g (de la cual 125 g. es harina de fuerza y 175 es normal de trigo).- Levadura seca 1 sobre.- Agua tibia mineral 100 ml.- Aceite de oliva 100 ml. (preferible a manteca).- Azúcar una pizca.- Sal una pizca.- Huevo para pincelar.- Azúcar para espolvorear.- Canela molida (optativo, iría mezclada en el relleno).- Matalahúva.- Cabello de ángel (al gusto).
Elaboración:
En un bol mezclaremos las harinas revolviendo para que queden bien integradas.
Abrimos un agujero central y en él ponemos la levadura, el agua templada, el aceite (frito, frío y en el cual hemos tostado ligeramente un cucharada de matalahúva), la sal y el azúcar.
Unimos para amalgamar los ingredientes. Enharinamos ligeramente la encimera y pasamos a amasarla durante diez, doce minutos, plegando sobre sí misma y desplegándola.
Boleamos (hacemos una bola con la masa) y dejamos que leve durante una hora en un bol aceitado, tapando con un paño limpio. En este tiempo me basta con meterla dentro del microondas, alejada de corrientes y protegida (no abrirlo hasta pasada la hora).
Encender el horno a 200 ⁰C.
Dividir la masa en dos partes, una un poco mayor para la base. Extender y formar óvalos con cada una.
En la base (la traslado a la placa de horno bien enharinada) repartir el cabello, dejando los bordes sin cubrir. Tapar con la otra parte (recoger con el rodillo, ya extendida) y hacer un repulgue o cordón en los bordes.
No queda más que batir el huevo, pincelar y repartir azúcar generosamente por encima.
Al horno hasta que quede doradita ¿veinticinco, treinta minutos? Orear después de horneada.
¡Y a disfrutarla amigos!