Conozco una historia bonita que os voy a contar
Me encantan las tortas de maíz! soy adicta a semejante lujo! son como un bizcocho típico gallego pero hecho con maíz, me gustan las auténticas! con materia prima de primera y con la receta casera!
Sabeis que a mi me gusta hablar con la gente con la que me cruzo en mi camino de esta hermosa existencia, hablo con todos como si fuesen mi propia familia. Me gusta aprender y observar.
Ocurrió entonces en una conversación que mantuve con la persona que hace estas maravillosas tortas y sobre la excelencia del producto artesano de toda la vida.
El producto con la receta antigua, con la materia natural y cercana como se hizo siempre,como lo hicieron nuestros antepasados.
Solo es producto CASERO y AUTÉNTICO, aquel que su productor escogió hacerlo como toda la vida, respetando la materia prima (el maíz natural), respetando la receta originaria, respetando el tiempo de coción, respetando la cantidad a producir.
Es decir que solo es producto casero el que no entró en el ruedo de la PRODUCCIÓN INDUSTRIAL.
Producto artesano es el hecho como antaño, el que su hacedor escogió vivir humildemente a las posibles atracciones millonarias de vender a toda costa incluso de el propio producto el que se pone en riesgo.
Aquel que se negó a entrar en el mundo de la especulación y se negó a ser parte del mundo cosmopolita de la fama y la imagen carente de contenido, negándose a perder la esencia del producto por llegar a todas las ciudades del mundo a costa de ir perdiendo el origen de sus ingredientes por qué es imposible producir a gran escala con el grano original y con la produción artesanal del lugar donde produces.
No es posible conservar ambas cosas, producto originario y expansión global del mismo.
Le pregunté como era posible seguir igual que siempre, vendiendo las mismas tortas, en el mismo local, con el mismo servicio, el mismo envase de papel y cartón, mientras su vecino ya estaba en casi todos los grandes supermercados de las ciudades, invirtiendo grandes cantidades de recursos y dinero.Me respondió sencillamente que no lo hizo igual a pesar de proponérselo, por qué en realidad no necesitaba más de lo que tenía.No quería perder la tradicción de hacer un producto bien hecho, el maiz local, de la tierra donde vive, con la semilla originaria, el de toda su vida, el que se planta en las fincas vecinas y con el que ayuda a otras familias, ni tampoco perder sus hornos donde tantas tortas perfectas se han fabricado y se fabrican.
Se dió cuenta que no necestiaba más que vender la calidad de sus productos como siempre lo había hecho su familia, con la seguridad de usar productos locales y sanos, que nunca dejaran de ser artesanos y tener esa gran calidad de origen, rechazó el prestigio de llegar a muchos por el prestigio de ser la AUTÉNTICA torta de maíz. No quiso entrar en el MUNDO CAPITALISTA de las fáciles INVERSIONES y falsas promesas de prosperidad vendiendo a gran escala perdiendo la semilla originaria.