¿Hay algo más delicioso que una simple tortilla? Están ricos preparados de cualquier manera: fritos, revueltos, cocidos, en tortilla... Mi madre, dos noches a la semana cuando éramos niños, preguntaba para la cena ¿cómo queréis el huevo? Cada uno elegía su versión favorita. Yo me solía decantar por una jugosa tortilla francesa o por huevos revueltos con tomate (casero, claro). Ahora me vendo por un par de huevos fritos con puntilla... jajaja.
El huevo es un alimento básico que se consume desde el principio de la humanidad. Muchas veces me pregunto (perdonadme, pero me delata mi vena científica) cómo fue el descubrimiento del primer cocinero -ya sería una cocinera- que coció un huevo o lo cuajó al calor y observó cómo se transformaba su textura al coagularse las proteínas. ¿Qué haríamos sin los huevos para preparar los pasteles, dulces o salados, o las deliciosas tartas? ¿Podríamos resistir los españoles sin comer nuestra deliciosa tortilla de patatas?
Para 4-6 personas con hambre canina:
- 6 huevos
- 1 calabacín
- 1/2 pimiento rojo
- 1 cebolleta o cebolla
- 100 g de jamón serrano en lonchas finas
- 100 g de queso manchego semicurado cortado en cuñas finas
- aceite de oliva virgen
- sal
En un bol o ensaladera grande se baten los huevos. Se agregan las verduras blanditas, pero sin que estén desechas.
Se engrasa un poco una sartén mediana y se cuaja la mitad de la mezcla de huevos y verduras. Debe quedar una tortilla fina. Se le da la vuelta con un plato o tapadera para que se haga por el otro lado.
Se reserva la tortilla. Se engrasa de nuevo la sartén y se hace la segunda tortilla de la misma forma.
Se dispone encima de una tortilla el queso y el jamón serrano.
Se cubre con la otra tortilla, como si fuera la tapa de un bocadillo. Se sirve acompañada de ensalada verde.