Revista Cocina
Marta, nombre hebreo que significa “la que reina en el hogar”.
He llegado a leer que las personas a quienes sus padres les impusieron éste bonito nombre suele ser de naturaleza emotiva, amable, suave, cordial, vivaz, amigable, intuitiva, que se expresa airosamente en cualquier nivel, es un poco posesiva pero que da lo mejor de si misma a la persona que ama.
Marta, tiene todas éstas virtudes y muchas más; efectivamente se expresa airosamente, ella es periodista; si es posesiva tal y como indica las características de su nombre, me encanta, porque efectivamente al mismo tiempo, Marta le da lo mejor de si misma a quien ama: a mi hijo.
No sólo le tenemos a él en común, comparto con Marta la pasión por el sol, la mar, los animales (sus perros Caramelo y Habana son especiales) la lectura, viajar y la gastronomía. Ella es una magnifica cocinera a pesar de su juventud, disfruta cocinando, experimentando y aprendiendo nuevas recetas. Y mi hijo con ella.
No hace mucho vi que había cocinado una tortilla de patatas con cebolla caramelizada, una original receta que me sorprendió, y que yo nunca había preparado, una tortilla de sabor semi-dulce, cuando estamos acostumbrados a la clásica tortilla característicamente de sabor salado; la respuesta de Marta: ¡ Es que a tu hijo le gusta todo ¡ El resultado realmente es espectacular.
¿Cómo la preparé?
Con tres patatas medianas, cinco huevos, una cebolla, tres cucharadas soperas de azúcar moreno, aceite de oliva virgen extra (malagueño a ser posible actualmente estoy usando de Riogordo) un chorreoncito de vino moscatel (vino dulce malagueño), y sal.
Los pasos:
Pelar la cebolla en juliana (trozos alargaditos y finos) y en una sartén echar un chorreoncito de aceite de oliva y pochar a fuego lento la cebolla hasta que esté doradita (con cuidado de que no se llegue a quemar).
Agregar el azúcar moreno (en su defecto pueden usar azúcar blanca) e ir removiendo continuamente durante unos diez minutos; pasado éste tiempo añadir un chorreoncito de vino moscatel y remover hasta que se evapore. Apartar del fuego y reservar.
Mientras cortar las patatas y en abundante aceite, salándolas al gusto, a fuego lento, freírlas cuidando de que no se quemen, ni se tuesten, de forma que queden blanditas. Escurrirlas bien y reservarlas.
Romper los huevos, echando las claras en un cuenco y reservando las yemas.
Salar al gusto y batir la clara hasta conseguir casi que esté a punto de nieve, añadir las yemas y mezclar bien.
Agregar las patatas y las cebollas caramelizadas a los huevos, removiendo bien todo el conjunto.
Cubrir el fondo de una sartén con aceite de oliva y cuando esté caliente añadir la mezcla, dejando cuajar unos minutos y moviéndola a continuación con movimientos de rotación para que no se pegue la base de la tortilla, dejándola hacer a fuego medio, lentamente
Pasado unos minutos, darle la vuelta (suelo hacerlo con un plato) y volver a poner la sartén en el fuego. Hacer ésta operación varias veces si fuese necesario, de ésta forma no se dora demasiado exteriormente y va cuajando interiormente, hasta conseguir la textura deseada (hecha, poco o muy hecha)
Hoy la receta va dedicada con todo mi amor a dos personas muy especiales: mi hijo y a su pareja….Marta, una maravillosa persona; un regalo que la vida tenía reservado para él, su reina, la reina de su hogar.