Revista Cocina
Estas tostas estaban en el baúl de los recuerdos, bueno más bien en la maraña de fotos por clasificar. Al ver las fotos he recordado que estaban muy ricas y por eso las he rescatado, es una receta realmente muy fácil de hacer y con la que podéis sorprender a vuestros amigos y familiares las próximas fiestas navideñas. Como siempre cuanto mejor sea el jamón mejor será quedarán las tostas, pero cada uno que compre el jamón que se pueda permitir.
Esta receta no tiene mucho misterio, usar un buen vino para la reducción (al que le guste la reducción de vinagre balsámico que la use, a mi no me gusta mucho), nos permite ser previsores, ya que podemos dejar con antelación todo preparadito y montar el plato en el último momento.
Vamos a necesitar*:
Pan en rebanadas finas, lonchas de jamón (a ser posible finas también y si el presupuesto lo permite ibérico), 1 cebolla grande, aceite de oliva, sal, pimienta, una cucharada de azúcar, 2 copas de vino tipo Pedro Ximenez (Oporto, etc), una cucharada generosa de mantequilla.
Lo primero que haremos es caramelizar la cebolla, para ello la limpiamos y la cortamos en juliana fina, la ponemos a pochar en la sartén con un poco de aceite y una pizca de sal a fuego muy lento para que no se queme, cuando ya tenga un bonito color dorado le añadimos la cucharada de azúcar y le damos unas vueltas hasta que todo esté bien integrado, la pasamos a un cuenco y reservamos.
Para hacer la reducción pondremos el vino en un cazo y dejamos cocer hasta que se reduzca a la mitad, apartamos del fuego y añadimos la cucharada de mantequilla, ligamos bien y reservamos.
Tostamos el pan y ponemos sobre él una loncha de jamón, encima pondremos un poco de cebolla y le añadimos una cucharadita de la reducción de vino, servir.
*Las cantidades serán en función a la gente que tengamos invitada.