Inspirada por el excelente artículo de Laura Olías en eldiario.es (https://www.eldiario.es/economia/trabajo-infantil-aumenta-mundo-primera-vez-decadas-oit-unicef_1_8020365.html?mc_cid=2385689ee7&mc_eid=4a412f26ec)
, me hago eco de ésta terrible noticia.
Hoy tenemos cerca de 160 millones de niños y niñas (más niños, más en zonas rurales, más en África) trabajando en el mundo, según el primer estudio conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF, con datos del 2020. El aumento de la pobreza provocado por la pandemia, y especialmente por las distintas actuaciones de los gobiernos ante la misma, probablemente agudice el problema, vista la situación de muchos países.
Es el primer retroceso en la reducción del trabajo infantil en el mundo en las dos últimas décadas, desde que la OIT comenzó a medir periódicamente su influencia. Hay más niño y niñas trabajando hoy que hace cuatro años.
El trabajo infantil tiene importantes riesgos vitales para las criaturas, que condicionan su desarrollo y pueden provocar enfermedades. Guy Ryder, director General de la OIT declara: "No podemos quedarnos impasibles mientras se pone en riesgo una nueva generación de niños". Más de 79 millones de niños y niñas están haciendo trabajos peligrosos para su salud.
Henrietta Fore, directora de UNICEF propone instar a los gobiernos y a los bancos internacionales de desarrollo a que den prioridad a las inversiones en programas que permitan a los niños salir de la fuerza de trabajo y regresar a la escuela, así como en programas de protección social que faciliten esa labor a las familias".
No hace tanto que los niños y niñas en España también tenían que dejar la escuela para trabajar, los abuelos y los padres de muchos de nosotros nos lo recuerdan. La bisabuela de mi hijo no pudo ni aprender a leer y escribir, porque hacía "falta en casa", para cuidar a sus hermanos.
¿ Y qué podemos hacer cada uno desde nuestro pequeño rincón, me pregunto?
Sabemos que las cifras no han aumentado de manera aleatoria, en África han pasado de tener 72 millones de criaturas trabajando en 2016 a los 92 millones de 2020. En la actualidad hay más niños y niñas trabajando en el África subsahariana que en el resto del mundo. En los Estados Árabes se ha duplicado, de 1,2 millones a 2,4, y en Europa y Asia Central (sí, hay países de Europa en los que el trabajo infantil existe) de 5,5 millones hemos pasado a casi 8,3.
Asia y Pacífico, así como Latinoamérica y el Caribe habían conseguido reducir sus cifras, aunque con lo que me cuentan muchas amigas latinoamericanas, el empobrecimiento por la pandemia hace prever que las cifras vuelvan a aumentar.
Sabemos que hay muchos niños y niñas, especialmente en Asia Central, empleados prácticamente como esclavos por conocidas marcas de ropa.
Más del 70% de los niños y niñas afectados por el trabajo infantil se dedican a la agricultura. El trabajo infantil de un menor en un campo de cacao de Costa de Marfil puede quedar muy cerca de nuestra bolsa de la compra...
Quizá empezar a comprar en tiendas de Comercio Justo, que luchan contra el trabajo infantil, sea una opción para empezar a hacer algo desde nuestro pequeño rincón.
Quizá asegurarnos de comprar más productos locales, no sólo hace un favor al medio ambiente, sino que disminuye la explotación infantil.
Quizá hacer una pequeña investigación sobre qué marcas de ropa todavía utilizan trabajo infantil, y hacerles boicot desde las Redes Sociales también sea una manera de solidarizarnos con esos niños y niñas.
Hay cosas que funcionan, como una mayor inversión en educación, en mejores trabajos para los adultos, y una mayor seguridad de las cadenas de producción internacionales. Exijamos a los gobiernos que han firmado la Agenda 2030 que cumplan sus compromisos con los niños y niñas, uno de ellos es eliminar el trabajo infantil para el año 2025.