Últimamente estamos habituados a escuchar hablar del término dependencia, sobre todo en referencia a las relaciones de pareja. Aunque, como seres sociales que somos, tengamos que admitir que, en parte, dependemos los unos de los otros, hoy nos vamos a centrar en cuando esa dependencia llega a un extremo que interfiere en el desarrollo de una vida sana. Estamos hablando del trastorno de personalidad por dependencia.
La dependencia se convierte un patrón inadecuado de personalidad cuando el miedo al abandono condiciona y limita la vida de la persona. Ese miedo a estar solo o a que las personas más importantes de su entorno se alejen, hace que la persona se posicione en una actitud sumisa que puede ser muy dañina para sí misma. Se puede llegar al extremo de aceptar actitudes desagradables de los demás por miedo a recibir una crítica o perder la aprobación o el afecto de alguien. No son capaces de expresar cuando algo no les gusta o les está haciendo daño.
La inseguridad es una característica que define muy bien este perfil de personalidad. Esto lleva a una dificultad para tomar decisiones, incluso cotidianas (como que ropa ponerme o donde comer hoy), teniendo que recurrir al consejo de los demás. Puede ser que la persona se decante por una opción, pero aun así necesitará la aprobación externa para sentirse segura con lo elegido. Si eso ocurre con decisiones menos transcendentales, en los aspectos más importantes necesitan que alguien de referencia asuma la responsabilidad principal del asunto.
Esta falta de confianza en uno mismo hace muy difícil que tomen la iniciativa o emprendan una actividad por sí mismos, necesitando siempre que una persona “tire” de ellos o les marque el camino a seguir.
Un aspecto fundamental es tener al menos una persona de referencia en su vida. Si la relación con esa persona acaba, buscarán lo más rápido posible otra que les haga sentir la seguridad que no encuentran en sí mismos. Por ello, el miedo al abandono siempre está de fondo en la forma de pensar, sentir y comportarse, pudiendo llegar a convertirse en obsesivo. Les cuesta a asumir el final de una relación e intentarán a toda costa mantenerla a pesar de que la otra persona no se esté portando bien con ellos.
Es importante que si percibimos que llegamos a este extremo pidamos ayuda profesional, ya que podemos estancarnos en nuestra vida personal de forma significativa o vernos envueltos en relaciones negativas y dañinas para nosotros mismos.
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