Vetusta Blues. -
“Trece semanas y media”
No, no, no son nueve semanas y media. Tampoco está Kim Bassinger a quien, seguro, muchos echaron de menos en aquella ocasión en que Mickey Rourke visitó Oviedo, un sábado 13 de diciembre de 1992, cuando la eclosión del régimen gabinista comenzaba a alumbrar unas luces que pronto, demasiado pronto, dejaron de refulgir. No, no piensen en maratones sexuales sino en el futuro de la ciudad que se plantea como un reto de unas dimensiones mayores que una épica sexual. Incluso, más aún, que la de una épica sentimental, pura magia para quienes hemos tenido la suerte de vivirla.
Se habla de la definición o, como en ese lenguaje maltratado por los políticos, de redefinición para una ciudad que lo debería tener ya muy claro. Oviedo es una ciudad para el paseo. Oviedo es una ciudad para la literatura; de puro literario, en su pausa inquietante apenas deja entrever las turbulencias que mueven su interior. Ya no hablamos de quienes la escribieron y de quienes la escriben y sienten. Oviedo es una ciudad musical: aunque algunos hayan pretendido que esa música sólo sea la ópera; o la clásica; cuando en sus locales nocturnos el rock y el jazz rezuman, incontenibles, muchas noches inolvidables. Oviedo es una ciudad hermosa, de arquitectura capaz de lucir ante las cámaras con la fotogenia de la que carecen otras. Oviedo es la ciudad del sorprendente prerrománico que dejaría en mantillas cualquier intriga de novelucha pseudohistórica del tipo “Código Da Vinci”. En sus muros se recoge una historia, una vida, un mundo adelantado a su tiempo en sus únicas e increíbles relaciones con el mundo oriental que podrían sorprender al más pintado. Ya no hablamos del Oviedo acogedor, de gastronomía excelente, coqueto, hospitalario y elegante, por no incidir en argumentos que podrían llegar a ser enfáticos, aunque evidentes.
Pues bien, el alcalde de la ciudad, Wenceslao López, se ha dado un plazo para “repensar” (como chirrían los verbos con el prefijo re- ) la ciudad e inciar el proceso de la “Estrategia 2015-2025” para definir el futuro global de Oviedo. La idea me parece magnífica. Resulta inaudito asistir a algo parecido en esta política cortoplacista, de medio pelo, mediocre, más pendiente de otorgar titulares inmediatos que de planificar a largo plazo proyecto alguno. Así nos ha ido. Quieren que la imaginación vuele,anhelar y soñar. No creo que haga demasiada falta, sólo darse unos cuantos paseos por esta ciudad y observar. Unos pequeños apuntes nos mostrarían las posibilidades de la Fábrica de la Vega, de esos chalets que siguen acumulando podredumbre, hiedra y desolación; del magnífico solar del antiguo Huca para que un espacio renazca con sentido -no con rascacielos, con universos urbanizados con sentido y sensibilidad como en el barrio de Viesques en Gijón- y no al albur de abigarradas dimensiones o de elevaciones en pisos contra natura. Ejemplos al alcance de la vista de cualquier ciudadano donde no cabe imaginar mucho. O sí. Dejar la mente libre recordando “Nueve semanas y media”, la película, y pensar que -sólo cuatro después- llegará una invención nueva (me niego a utilizar el prefijo re- con “reinvención”, y miren que está admitido) para nuestra ciudad, tan necesitada de un sentido que la aleje de la pandereta zarzuelera y mediocre del régimen que, tras veinticuatro años de rodillo, se descubre hoy tan futil y vano.
MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el miércoles 2 de marzo de 2016