La existencia de conejos de chocolate puede resultar irritante para algunos; esa irritación puede acabar convirtiéndose en manía y la manía deviene odio con suma facilidad. Una de estas personas ha hecho lo que vendría a ser una snuff movie conejera, en parte para disfrutar de su propia obsesión pero también para calmar los ánimos de aquellos que no pueden soportar a esos malditos engendros.
La sensación de plenitud que uno siente al ver el vídeo es algo enfermiza. Quizá se deba a la música, al ambiente psicodélico o a esa crueldad dulce que lo embriaga todo. Si os sentís bien después de ver el vídeo (como es mi caso) es que seguramente seréis unos odiadores de conejos de chocolate pasivos; es decir, no los odiáis porque no os han hecho nada, pero participáis de la alegría de su destrucción. Y eso es de mala gente, que lo sepáis.