Reconozco humildemente mi desconocimiento sobre los vinos generosos españoles, tanto de la DO Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla - Sanlúcar de Barrameda como de la DO Montilla Moriles. Desconocimiento muy extendido entre la población, que solemos asociar finos y manzanillas con ferias andaluzas y poco más.
Lo cierto es que detrás de estos vinos se esconde un proceso único de elaboración y crianza, y a poco que estemos abiertos, descubriremos un mundo de matices, sensaciones y percepciones rico, complejo y delicioso.
Hace poco he podido probar y disfrutar con algunas cosillas del Equipo Navazos, que me parecieron exquisitas por complejas y bien acabadas. Más recientemente, he probado tres vinos de grupo González Byass, del que creo que sobra decir nada, y que me han hecho pensar en lo que me he estado perdiendo.
- Tío Pepe (DO Jerez y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, Fino, 100% Palomino fino): color amarillo pálido, delicado y brillante. Aromas intensos, punzantes y francos, con frutos secos, notas salinas y recuerdos de crianza; una nariz compleja y potente. En boca es muy seco, lleno, alegre y refrescante. Largo.
- Oloroso Dulce Solera 1847 (DO Jerez y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, Cream, Palomino Fino y Pedro Ximénez). Intenso color caoba brillante con destellos dorados. Nariz intensa y amplia, con recuerdos de pasas, caramelo y maderas. En boca es untuoso sin ser pesado, dulzor comedido y algún recuerdo salino. Muy largo.
- Noé PX Muy Viejo (DO Jerez y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, Pedro Ximénez, 100% Pedro Ximénez): Precioso color caoba muy oscuro con reflejos ambarinos oscuros. Nariz intensísima y compleja, con ciruelas, café, miel, dátiles y algo de frutos secos. En boca es espectacular, untuoso, goloso sin empalagar y a la vez fresco. Casi eterno.
Tres auténticos vinazos, con personalidades intensas y definidas. El Tío Pepe es un clásico entre los clásicos, al que nunca le había prestado la debida atención, y que se la merece y mucha. Fresco, agradable y divertido. El Solera 1847 es un vino para saborear con calma y disfrutar en cada fase. Siguiendo el consejo del comercial, lo probé con jamón ibérico...impresionante maridaje. Y el Noé, que decir de un PX de 30 años de envejecimiento. Uno de los vinos más alucinantes que he probado. Para sentarse con una copa y disfrutarla sin prisa, oliendo, saboreando y disfrutando cada trago. Para no perdérselo.