Tres poemas de Martín Gordillo

Martín Gordillo nació el 27 de enero de 1989. Un viernes. Hay quienes dicen que debía ser así porque es un fundamentalista incorruptible de las vísperas. Escribe porque siente que es la forma más auténtica que existe de vomitar el alma. Cree que lo que ocurre en los libros complementa lo que no sucede ahí afuera. Es bachiller en letras y periodista. Él dice que: "lleva consigo al amor en sus poemas, porque cree que es el único asesino que te salva la vida".

Martín es autor de "El jardín de los amores imposibles" publicado por la editorial "Peces de ciudad".

Todos esos sueños que siempre amagamos
La sonrisa de un gordo bueno a la siesta
La valentía que añoran los tímidos
El cielo que se le escapó al otoño
El mar que se escucha en todos los caracoles
Las ilusiones - con la etiqueta puesta- de un primero de enero
Las luces amontonadas que se ven desde la ruta cuando estás por llegar
El fucsia furioso de un copo de nieve
El miedo a punto de quedarla en una licuadora al mango
El amor todojunto en el abrazo de una abuela
Siete arcoíris (quedándonos cortos)
Las ganas de siempre de hacer fuego
Una peli de amor improvisado
La felicidad en hora pico
Toda mi alegría de prepo
Una fogata de prejuicios
Un sparring jugando con Messi
La vida útil de una mariposa
Un beso sentido prendiendo fuego un boliche
Una polaroid del futuro
Imprimiendo una foto
Con la familia que soñé
Durante toda mi vida

cuando la quietud se te vuelva bostezo
como empleo sedentario
y tengas todo bajo control
ojalá que te enamores

Hay futuros que me encantan
Aunque sé
Que no voy a vivirlos
Pero el destino
Fantasma inimputable
Cada tanto
Cuenta los granos
De su reloj de arena
Mueve sus ojos hacia todos lados
Sobre un cielo quieto
Golpea sus dedos
Aburrido de amores predecibles
Y abrazos de lunes a viernes
Y llena con tu sonrisa
Un buen rato de mi presente
Haciéndose bien el boludo
Mientras me tajea el pecho
Y ahí es cuando yo
Me siento inmóvil
Mientras el mundo pasa a mi lado
A toda velocidad
De repente
Me vuelvo el ánimo de un diabético
En una heladería
Y me duele el frío
Y tu techo que no es mío
Y tus mañanas de mates ajenos
Y mis ojos
Aguardándote
Como un perro fiel
A un dueño
Que salió a comprar puchos
Y nunca volvió
Porque el amor imposible es así
¿Viste?
Sonríe
Te inventa un bardo hermoso
Y se va.

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