- Tanto si crees que puedes soportarlo como si no, estás en lo cierto
Eres tú la que decides lo que puedes o no puedes tolerar. No es un factor ajeno a ti, es tu pensamiento lo que marca tu sentimiento y tras ello tu conducta a seguir. Aceptarlo es el primer paso para sentir que lo que buscas o lo que temes está dentro de ti. Si crees que puedes, podrás.
La vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias tanto a los optimistas como a los pesimistas, pero los optimistas saben afrontarlos mejor.
Dr. Martin Seligman (Psicólogo fundador de la Psicología Positiva)
- El cuerpo libera endorfinas para elevar el umbral del dolor
Las endorfinas son neurotransmisores que producen un efecto sedante similar a los opiáceos, morfina. Una especie de auto anestesia que segrega tu organismo en el parto. Aportan serenidad y calma, confianza y una tibia sensación de seguridad en una misma. Sin embargo estados de temor y ansiedad provocan un aumento de otro trasmisor, la adrenalina que a su vez frena o inhibe las endorfinas. El miedo es un viento que impide la lluvia de esta mágica sustancia. Recuérdalo. Por ello si te sientes nerviosa, alterada o asustada es posible que no experimentes esta sensación de relativo bienestar.
- El umbral del dolor está mediado por vivencias, factores culturales y sociales
Resulta curioso saber que en muchas culturas, no occidentales, el dolor se asume como una parte del proceso del nacimiento. Una parte necesaria y desagradable que se puede superar. Experimentar dolor no es sinónimo de sufrimiento y en este caso, como decía una madre en su segundo parto, es un dolor alegre. Pasarlo no es signo de enfermedad o anormalidad sino una consecuencia inevitable de un proceso natural.
Algunas veces al escuchar a las mujeres quejarse y maldecir su suerte dolorosa, suelo comentar que son afortunadas, que piensen lo que darían el resto de pacientes del hospital por estar donde ellas están. Algunas sonríen y asienten con la cabeza, otras bromean con el esposo sobre la palabra injusticia. Los minutos pasan y el compañero atento soporta la presión y la fuerza de la contracción de su compañera en el momento álgido del dolor.
En lineas generales, el dolor y el miedo van de la mano. Aceptarlo es parte de cualquier proceso de afrontamiento vital. Espero que estas verdades puedan ayudarte a manejar tus emociones y pensamientos, ser de utilidad.
No tengas miedo a la verdad: puede doler mucho, pero es un dolor sano.
Alejandro Casona ( Dramaturgo español)