Revista Salud y Bienestar

Tres verdades sobre el Dolor en el Parto

Por Pepaj @pepajcalero

Dolor en el parto, parto midfulness

  1. Tanto si crees que puedes soportarlo como si no, estás en lo cierto

Eres tú la que decides lo que puedes o no puedes tolerar. No es un factor ajeno a ti, es tu pensamiento lo que marca tu sentimiento y tras ello tu conducta a seguir. Aceptarlo es el primer paso para sentir que lo que buscas o lo que temes está dentro de ti. Si crees que puedes, podrás.

La vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias tanto a los optimistas como a los pesimistas, pero los optimistas saben afrontarlos mejor. 

Dr. Martin Seligman (Psicólogo fundador de la Psicología Positiva)

 

  1. El cuerpo libera endorfinas para elevar el umbral del dolor

Las endorfinas son neurotransmisores que producen un efecto sedante similar a los opiáceos, morfina. Una especie de auto anestesia que segrega tu organismo en el parto. Aportan  serenidad y calma, confianza y una tibia sensación de seguridad en una misma. Sin embargo  estados de temor y  ansiedad provocan un aumento de otro trasmisor, la adrenalina que a su vez frena o inhibe las endorfinas. El miedo es un viento que impide la lluvia de esta mágica sustancia. Recuérdalo. Por ello si te sientes  nerviosa, alterada o asustada es posible que no experimentes esta sensación de relativo bienestar.

 

  1. El umbral del dolor está mediado por vivencias,  factores culturales y sociales

Resulta curioso saber que en muchas culturas, no occidentales, el dolor se asume como una parte del proceso del nacimiento. Una parte necesaria y desagradable que se puede superar. Experimentar dolor no es sinónimo de sufrimiento y en este caso, como decía una madre en su segundo parto, es un dolor alegre. Pasarlo no es signo de enfermedad o anormalidad sino una consecuencia inevitable de un proceso natural.

Algunas veces al escuchar a las mujeres quejarse y maldecir su suerte dolorosa, suelo comentar que son afortunadas, que piensen lo que darían el resto de pacientes del hospital por estar donde ellas están. Algunas sonríen y asienten con la cabeza, otras bromean con el esposo sobre la palabra injusticia. Los minutos pasan y el compañero  atento soporta la presión y la fuerza de la contracción de su compañera en el momento álgido del dolor.

En lineas generales, el dolor y el miedo van de la mano. Aceptarlo es parte de cualquier proceso de afrontamiento vital. Espero que estas verdades puedan ayudarte a manejar tus emociones y pensamientos,  ser de utilidad.

No tengas miedo a la verdad: puede doler mucho, pero es un dolor sano.

Alejandro Casona ( Dramaturgo español)


 


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