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TROPAS DEL ESPACIO, de Robert A. Heinlein.
Publicado el 10 septiembre 2014 por PalabrasdeunhombredispersoHeinlein nos plantea un futuro donde el estado se encuentra completamente militarizado, donde para ser "ciudadano" y gozar de sus derechos uno tiene que primero alistarse al ejército. Al principio parece un tratado sobre el servicio militar, con sus entrenamientos y su filosofía moral interna inspirado en la admiración que el autor sentía por el cuerpo militar de los "marines" de EUA. Nada más alejado de la realidad. Poco a poco, se da paso a la ideología que expone Heinlein, abogando a favor de una democracia limitada, de gran peso militar sin ser dictatorial pero tampoco representativo, a modo y semejanza de la democracia griega pero llegando a extremos no tolerados por grandes grupos sociales de la época. Por eso, en infinitas veces se ha tachado a Heinlein de fascista, un tema de debate mil veces planteado en los círculos literarios.
Lo que realmente merece la pena de esta obra es su crítica socio-política, su forma de pensar resumida en la frase "no te lo darán todo hecho", su descripción de un estado fascista pero no totalitario, necesario dada la situación planteada (la amenaza de un enemigo común).
En cuanto a la obra, puede hacerse pesada, más aún si no te gusta el argumento de la disciplina militar y todo lo que ello conlleva. Carece de acción (a excepción del principio y el final), y apenas existen personajes dignos de ser recordados. En mi opinión el carisma de éstos brilla por su ausencia. La relación entre el padre y el hijo es inexistente, pero eso ayuda a entender el distanciamiento entre ambos. Sin embargo, tiene algo que te impide abandonar los pesares del protagonista, que trata siempre de escalar en la jerarquía militar como única meta en su vida.
Obteniendo el premio Hugo en 1960, nos encontramos ante la novela reina dentro del subgénero de la ciencia ficción bélica. Ninguna otra novela ha superado las armaduras de combate descritas por Heinlein, sus tácticas militares o el enemigo común descrito con el apodo de "chinches". Al contrario, ha significado durante décadas una fuente de inspiración descarada e inevitable.