La semana pasada os enseñé las bondades caloríferas del akvavit, agua vital escandinava contra el frío y el atrofiamiento mental.
Además de para pegarle un lingotazo, el akvavit sirve como ingrediente clave en muchas recetas, como estas trufas de chocolate y alcaravea. Eso sí, ya sabéis que aquí tonterías ninguna. Si no tenéis akvavit, ni alcaravea, pues usáis otro tipo de licor y especia, o nada en absoluto y hacéis unas trufas de chocolate sin más, que bien buenas están.
Trufas de alcaravea (20 unidades, dependiendo del tamaño) Dificultad, así de primeras: en un chispúnProbables complicaciones: mancharse las manos. MuchoReceta de inspiración: Caraway truffles deFooducation INGREDIENTES
300 gr. de chocolate negro de buena calidad 50 gr. de mantequilla 60 gr. de azúcar glas 75 ml. de nata 50 ml. de akvavit almendras tostadas picadas alcaravea
PREPARACIÓN: Calentar la nata y la mantequilla a fuego lento en un cazo, hasta que la grasa se derrita. Añadir el chocolate en trozos, remover hasta que se funda completamente y agregar el azúcar y el licor.
El azúcar glas (comprado o pulverizado con un molinillo) se usa para evitar que se note la textura granulosa del azúcar normal. Si utilizáis éste, echadlo en la leche antes que el chocolate y esperad a que se disuelva, batiendo bien después.
¿Que no tenéis akvavit? Pues anís, que va bien con la alcaravea que pondremos después. ¿Que no tenéis alcaravea? Pues usáis el licor que tengáis: avellana, crema de whisky, limoncello, orujo de hierbas... en ese caso, en vez de usar una especia en el "rebozado", pasaremos las trufas simplemente por frutos secos picados, fideos de chocolate, cacao en polvo o azúcar glas. Chimpún.
La masa de chocolate hay que pasarla a un tupper o recipiente hermético y dejarla reposar en la nevera unas horas, hasta que se enfríe y solidifique. Si la dejáis una noche entera o incluso días, no pasa nada pero tendréis que sacarla a temperatura ambiente una hora antes de empezar a formar las trufas, para que no esté tan dura.
Mientras, picamos las almendras tostadas. Si tienen un punto de sal, mejor que mejor. En un plato echamos la almendra y una cucharada generosa de semillas de alcaravea.
Con un sacabolas de melón o una cuchara, vamos cogiendo porciones más o menos similares de chocolate. El sacabolas es un invento que nos hará la vida más fácil: si no tenemos, nos empapuzaremos las manos limpias, rodando la masa entre las palmas para darle forma redonda.
Con el calor de las manos, el chocolate se habrá derretido ligeramente y se adherirá mejor la cobertura. Pasamos las bolas por el plato con el rebozado (que puede ser simplemente cacao en polvo), las dejamos a un lado y un poco después volvemos a repetir la operación para que todo el exterior quede bien cubierto.
Sólo queda meterlas en unas cápsulas de papel pequeñitas (si disponéis de ellas) comerlas o guardarlas en una caja hermética, preferentemente en la nevera si no se van a consumir inmediatamente.
A disfrutar.