Me gustaría plantearte una sencilla pregunta: ¿Qué has aportado hoy a tus conocimientos? ¿Has aprendido algo nuevo? ¿Y a tus sueños? ¿Y a la vida que quieres? y sobre todo, ¿qué has aportado a otras personas?No quiero fastidiarte ni hacerte sentir mal en el caso de que las respuestas a esas preguntas sean con mayor proporción negativas a las positivas, sólo quiero hacer una reflexión junto a ti sobre la idea de lo importante que pueden ser mañana o el resto del día esas preguntas.
La aportación que hacemos a nuestros conocimientos, a nuestros sueños, o a lo que queremos conseguir (siempre que sepamos qué es) probablemente debe ser continuada, debe ser incisiva, y debe perseverar a lo largo del tiempo, en definitiva y como decíamos en otro post, hay que darle cariño. Aunque de forma escalonada, no vale dárselo todo hoy, y no darle más hasta pasado un largo período.
En el ámbito laboral y ya que estamos rodeados de apuntes sobre administración pública me gustaría preguntarle a los empleados públicos ¿Qué habéis aportado hoy a los ciudadanos? ¿Se plantearán esa cuestión cuando se acuestan algunos de los trabajadores de la administración (funcionarios, empleados públicos, enchufados y políticos)? Mejor no pensar en la respuesta que ofrecería probablemente una mayoría abrumadora.
¿Y a tu empresa en lo privado? ¿Le has solucionado problemas? ¿Le has creado más? ¿Has aportado una idea nueva? ¿O es que no te han dejado?
A tí que eres jefe, ¿qué has aportado hoy a tus trabajadores para aumentar su motivación y sus ganas de aportar para con la empresa?
Quizás sean preguntas incómodas, lo sé, pero al fin y al cabo, preguntas que quizás nos harían pensar un poco más en que las cosas podrían ir de otro modo cuando observamos que van mal y creemos que la causa está en el exterior.
