Hoy damos el segundo paso en la presentación de Legado Digital, un proyecto nuevo que está levantando expectación. Hoy es el día en el que las personas que se preinscribieron comenzarán a recibir invitaciones para tener acceso a la beta privada, y tres de estas personas, además, recibirán como recuerdo del evento un regalo que resultará sin duda sorprendente: porque resulta sorprendente que alguien te proporcione un sitio en el que seas permanentemente recordado siglos más tarde.
Legado Digital no va a ser un proyecto que despierte interés inicialmente por sus prestaciones tecnológicas, aunque tenemos pensadas innovaciones que sí lo harán más adelante. Tampoco será una red social, ni proporcionaremos, aun, una aplicación móvil con la que hacer esas virguerías que tanto molan. No, no va a ser nada de eso, porque aquí lo importante no va a ser la tecnología sino tú.
Desde mi perspectiva profesional de investigador y observador siempre me he preocupado más por las personas que por las prestaciones técnicas, siempre he defendido que hay que humanizar internet, siempre he pregonado que la tecnología es una mierda si no está al servicio de las personas y les es útil. Y es que no me canso de repetir que la tecnología ha existido siempre y que somos las personas quienes hacemos que las cosas pasen. Esa es la característica fundamental de la historia de la humanidad. Puede que muchos no vean la importancia de sus actos pero de ellos, ya sea por acción o por omisión, se determina el rumbo que toma el futuro. Y yo, que soy un amante de la Historia y por eso la estudio, estoy cansado de ver que en la foto siempre salen los mismos. Acabamos recitando de memoria nombres como Cleopatra, Leónidas, Colón o Einstein, por citar alguno, y tiramos de la Wikipedia para ilustrarnos un poco sobre ellos y poder alardear ante nuestros amigos, pero ¿qué queda de los millones de seres anónimos que han sido los verdaderos constructores de lo que hoy somos en 2013? Es más ¿qué se dirá de nosotros en el año 2758? NADA. No quedará nada si, ahora que tenemos los medios, no actuamos y lo remediamos.
Si volvemos la vista atrás observaremos que el ser humano siempre ha querido y tenido la necesidad de perpetuarse de alguna forma, de ahí la obra de antiguas civilizaciones como Egipto, China, Mesoamérica, Persia, Roma o Grecia. Si reflexionamos un poco apreciamos al instante que ese es un rol que, hasta la fecha, han desempeñado siempre las religiones, de ahí la enorme sucesión de rituales, ceremonias, creencias e incluso sacrificios. Pero a partir de ahora la tecnología puede sustituir perfectamente a la religión en ese aspecto, internet nos permite estar ahí siempre, y tal es así que no me duelen prendas en afirmar que la arqueología del futuro será digital porque ¿cuál es la mayor y más consultada fuente de información actualmente?.
Desde Legado Digital reivindicamos el derecho que tienen todas las personas a permanecer en el recuerdo, porque en cada persona hay una historia que contar, hay unos anhelos, unos sueños, unas esperanzas, un trabajo, un esfuerzo, unos sacrificios, unos fracasos, unos éxitos, unas ilusiones. Y como diría mi admirado Roy Batty "Todo esto se perderá, como lágrimas en la lluvia" si no hacemos algo.
En Legado Digital guardaremos tus pertenencias, te proporcionaremos la forma de crear tu propia dinastía, te daremos la posibilidad de escribir tu biografía, te haremos, en definitiva, un hueco en la Historia. Y lo haremos contándote cómo muchos años atrás otros hicieron lo mismo que tú pero escribiendo en papiros o en piedra, recordaremos hechos significativos que cambiaron el curso de muchas vidas, te invitaremos a que elijas los acontecimientos que consideras que permanecerán en los libros, y te daremos la posibilidad de que tú formes parte de todo ello. Y lo mejor de todo es que, si nos acompañas en este apasionante viaje, nunca veremos nuestra obra terminada, porque esa es una tarea que les corresponderá hacer a los arqueólogos del futuro. Como les ocurrió a Cleopatra, a Leónidas, a Colón, a Einstein...
Te invitamos a que eleves la mirada más allá del día a día, de la crisis, de la violencia, de la guerra, de la pobreza, de la riqueza, y, por una vez, pienses en ti y en los tuyos y adquieras conciencia de la importancia que tienes, porque tu historia crea la Historia.