Inmersos en pleno periodo vacacional, elegimos la mejor manera de pasar los merecidos y esperados días de asueto según nuestras posibilidades y gustos. Pero a la hora de viajar, ¿qué preferencias tenemos? ¿Qué viajes son los más demandados? ¿Cómo elegimos nuestros destinos? ¿Qué tipo de viajeros somos? En los últimos años hemos asistido a una nueva concepción global del turismo, convirtiéndose para muchos en una filosofía de vida.
José María de Juan Alonso (Co-fundador del Centro Español de Turismo Responsable y Vice-presidente de EARTH-European Alliance for Responsible Tourism and Hospitality) nos explica qué es el turismo responsable y nos matiza las diferencias y similitudes con el turismo sostenible o solidario.
Para empezar a diferenciar los términos, podemos decir que el turismo responsable engloba un concepto más amplio que el turismo sostenible. Incluye la participación proactiva de todas las personas implicadas en la actividad turística de cara a conseguir la máxima sostenibilidad social, medio-ambiental y económica. A diferencia del turismo tradicional, el turismo responsable implica en el consumidor tener una sensibilización y un conocimiento previos antes de decidir a qué destino viajar, qué proveedores utilizar e incluso si debe o no viajar a dicho destino.
El turismo sostenible se contempla desde la oferta y el turismo responsable desde la persona, pero ambos pretenden el mismo objetivo final que es el desarrollo sostenible de los destinos, la conservación de los recursos patrimoniales y el bienestar a largo plazo de la población local gracias a la actividad turística.
Por su parte, el turismo solidario es una modalidad específica de turismo responsable que implica la colaboración directa de los viajeros en proyectos o actividades de desarrollo local.
En la actualidad, todavía la gran masa de turistas mundiales o “main stream tourism” carece de información o referencias de lo qué es el turismo responsable. Sí existe un grupo más grande de turistas que conoce determinados aspectos de sostenibilidad más visibles físicamente como son ahorro de agua, reducción de envases y embalajes, eficiencia energética en los hoteles, etc.
El turismo responsable penetra en las motivaciones profundas del viaje y éste debe implicar un cambio en la visión del mundo, tanto en el turismo como en el destino o la comunidad visitada. En el caso del turismo responsable, el precio y la comodidad no son los únicos factores de decisión; sino que hay factores de sostenibilidad y sensibilidad por el cambio a mejor de las condiciones del destino y de sus habitantes a medio y largo plazo.
Los viajes responsables, por su propio concepto, no tienen por qué ser más caros, aunque en este momento los destinos más habituales suelen estar en países lejanos y exóticos como Perú, Nicaragua, Bolivia, Tailandia o India. Cada vez es mayor la tendencia a buscar viajes responsables de proximidad y en destinos cercanos, para cumplir con ciertos principios de sostenibilidad en lo que se refiere al transporte y a la huella de carbono, así como el consumo de productos locales y de kilómetro cero.
Aunque no existen estadísticas fiables y sistemáticas sobre este tema, en el ámbito internacional, la oferta de viajes responsables es muy amplia y cubre una gran parte de los destinos mundiales, tanto en destinos turísticos consolidados como en países en desarrollo. Está más extendido y organizado en países como Reino Unido, Holanda, Alemania, Italia o Francia.
En España existen algunas agencias de viajes que incluyen entre sus ofertas este tipo de viajes; tanto a destinos de larga distancia o media distancia, como a destinos cercanos y en proximidad (Pangea Rutas, Mint57, Agrotravel, Taranná o Ismalar).
Hay también en nuestro país cursos y jornadas de turismo responsable organizados regularmente por algunas universidades, entre las que destaca la de Córdoba.
Además como iniciativa conjunta de las empresas Pangea Rutas y KOAN Consulting, existe la red Centro Español de Turismo Responsable, que aglutina a empresas, entidades y personas dedicadas a este modelo de turismo en España y América Latina.
El reto es conseguir que los turistas se impliquen en los cambios necesarios para que los impactos del turismo sobre los recursos patrimoniales, tangibles o intangibles y sobre la peculiar organización socio-cultural de cada población se minimicen y tiendan a cero.