Revista Comunicación
Twitter es la plaza de tu pueblo. Twitter es el bar al que todo el mundo va para ver y ser visto.
En twitter puedes no decir nada y verlo todo. Twitter es la plaza del pueblo dónde algunos llegan a vender su mercancía. Los hay que venden ocurrencias ingeniosas "comprad, comprad mis sentencias jocosas". Los hay que venden información "comprad, comprad la información que traigo a la plaza el primero. Soy el pregonero". Los hay que van a vender de verdad "comprad, comprad mis hermosos jabalies". Los hay que van contar sus logros "hoy he corrido/nadado/viajado". Los hay que vocean su día a día, sus estados de ánimo y sus logros. Los hay que hacen poesía. Los hay que muestran su álbum fotográfico "he publicado una foto en instagram" y los hay que traen a la plaza de su pueblo lo que han visto en las plazas de otros pueblos "mirad lo que dice The Guardian, el Ny Times".
En Twitter, como en la plaza de tu pueblo el día de mercadillo, como en un bar a la hora de las copas o las cañas, hay también mucha gente paseando que no vende ni dice nada. Simplemente mira, y si acaso charla con sus conocidos sobre lo que se está vendiendo en esa plaza o la gente que hay en el bar. Son los curiosos y como en la plaza de tu pueblo, a veces se arremolinan alrededor de un puesto y el dueño de ese puesto se pone como un pavo cuando ve que él tiene muchos más seguidores que el puesto de al lado y que a su grito de "mirad que gracioso soy y la chispa que tengo", el puesto se le llena de gente diciendo que él es el favorito.
En twitter, los comerciantes se miran con suspicacia. Igual que los solteros que van a ligar a un bar. Cuentan los curiosos delante de sus puestos, la gente que los mira y los comparan con los que tienen los demás . Respiran tranquilos si su cola es más larga y empiezan a preocuparse si los curiosos empiezan a dispersarse o a mirar a otro lado.
No todo es paz y armonía en la plaza de Twitter. A veces los comerciantes se pelean entre ellos, uno grita algo más fuerte que el otro y se enzarzan en una discusión a voces en la que los curiosos de cada uno de ellos también participan.
En la plaza de Twitter todo pasa ahora, ya, delante de todos. Si la mercancía, la información, el chiste, el enlace tiene éxito, lo tiene ahora, ya. Todo es inmediato. Se despliegan los puestos, los encantos, las informaciones, los chistes, las ocurrencias y al momento se sabe si se ha acertado vendiendo eso, si se tiene éxito, si se lo quitan de las manos. Se puede ver si alguien está copiando la mercancía y enfurecerse muchísimo o sentirse halagado dependiendo de quién copie.
Twitter es la inmediatez. Es la recompensa o el rechazo en el momento a aquello que muestras. Twitter es la ropa que te pones para salir, la frase ingeniosa que se dice para ligar, la mirada que dice "me interesas", la copa a la que se invita para entablar conversación.
El blog es tu casa. Es estar solo. Es silencio. Es andar en pijama, sin peinar y con tu jersey favorito. Es pensar en escribir una carta. Darle vueltas a como hacerlo, a qué decir, a como lo vas a escribir. Es tener que encontrar el hueco, porque escribir una carta lleva tiempo. No sirve garabatear 7 palabras en una servilleta y tirarla por la ventana. No. Se necesita tiempo, papel, boli e inspiración. No inspiración para empezar y decir 4 cosas, no. Hay que contar algo, una historia, un pensamiento, un cabreo, una anécdota.
A veces no encuentras el momento, te da pereza o miedo o no encuentras la concentración y entonces te vistes y te vas a twitter a darte una vuelta, a ver que se cuece, a ver que dicen, a distraerte entre los puestos, a ver si entre todo lo que te ofrecen algo te inspira.
Y después vuelves a casa, porque sabes que tienes que escribir esa carta y pensar en si la envías o no la envías. Si decides enviarla, sabes que es probable que no tengas ninguna respuesta. La enviarás sabiendo que a lo mejor nadie la lee, que incluso puede que nadie sepa que la has escrito. Es saber y contar con que no habrá hordas de curiosos esperando a leer tus cartas, y que si hay algún curioso será discreto, será casi invisible. Sólo después de muchas cartas y con mucha suerte y muchos curiosos que se digan unos a otros "hay por ahí un alguien que escriben unas cartas que molan al que merece la pena leer" puede que tus cartas tengan miles de destinatarios que las lean, las relean e incluso las guarden. Puede que incluso cojan tus cartas y las enseñen en la plaza, en twitter.
Y puede que después, muchísimo después...esos curiosos, al verte pasear entre los puestos de la plaza de Twitter te saluden y te digan algo.
¿Es mejor un blog que twitter? ¿Es mejor tu casa que la plaza del pueblo, que el bar de la esquina?
Pues depende de lo que quieras, lo que te guste hacer, lo que busques, y el momento del día.
Twitter es la frase ingeniosa para enganchar que se olvida y queda sepultada bajo otro millón de frases igualmente ingeniosas. El blog el paquete de cartas atadas con un cordel, guardadas en un cajón y que se pueden releer en cualquier momenot.
Twitter es ligar. El blog es enamorar.
Para mí, no hay nada como el blog.