Retomando el hilo de la ucronía prehistórica en la literatura, hoy quiero comentar dos novelas más sobre esta temática, quizás una de ellas no es una ucronía como tal, pero viendo como están las cosas en el mundo, quién sabe, a pesar de estar escrita en los años 60, tiene mucho de actual. La primera de ellas es la novela "Down in the Bottomlands" de Harry Turtledove, escrita en 1993. En este caso, el acontecimiento ucrónico es un proceso geológico que no se da, la inundación zancliense que hace 5,33 millones de años llenó de agua el mar Mediterráneo. Sin ese proceso, el Mediterráneo es una vasta extensión desértica en la que la flora y la fauna han evolucionado para adaptarse y donde todavía quedan hombres de Neandertal.
En este mapa dibujado por un fan, basado en la información de la novela, se aprecia parte del Gran Continente. Puede que no refleje con total exactitud la intención de Turtledove (Fuente: Harry Turtledove Wiki)El libro nos describe un presente en el que las naciones nada tienen que ver con las que conocemos y prácticamente la totalidad de esas tierras del fondo, así como gran parte de Europa central y occidental, es la nación denominada Tiranía Hereditaria de Tarteso. El argumento es realmente un thriller político muy bien narrado, donde un grupo de visitantes de esta zona declara una suerte de parque natural y su guía se enfrenta a un asesinato que esconde mucho más de lo que parece. Turtledove, al igual que Harrison en Edén, nos presenta un mundo en el que podemos conocer mucho más de lo que se narra, descubriendo las tensiones políticas entre las naciones, representadas por los peculiares componentes del viaje y su peculiar guía y, en este caso, aunque suene tópico, “las tierras del fondo”, con su geología, su flora y su fauna, constituyen igualmente un personaje que tendrá un peso importante en toda la trama.
La siguiente obra, como decía al principio, no es una ucronía como tal, es más bien ciencia ficción política: "Hawksbill Station", escrita en 1968 por Robert Silverberg y ambientada en 2029, en un estado totalitario que de manera indiscriminada detiene de manera sumaria a todo sospechoso de actividades “revolucionarias” y lo envía a un penal secreto del cual es imposible escapar (desgraciadamente estamos viendo mucho de eso últimamente en las noticias, donde encapuchados retienen a personas por la calle y las envían a prisiones lejos de su hogar). La principal característica de este penal es su ubicación, no el dónde, sino el cuándo. La estación Hawksbill está ubicada en el cámbrico, hace 1000 millones de años, un lugar del cual es imposible escapar; la tierra es un páramo desierto y húmedo y los mares albergan primitivas formas de vida.Allí son lanzados todos los disidentes sin juicio alguno y sin posibilidad de retorno. La vida en el penal afecta a la cordura de muchos y solo la llegada de nuevos reclusos de “arriba” aporta algo de emoción con las noticias que les traen del mundo dejado atrás. Para su supervivencia, de manera regular se les envía a través de la máquina del tiempo (aquí Silverberg pasa de puntillas sobre la misma, sin apenas comentar gran cosa sobre su historia o su funcionamiento), que parece funcionar solo en una dirección: presente–pasado.
Durante la narración son muchos los temas políticos y filosóficos que se tratan a través de los diferentes personajes, cada cual con su historia; personajes muy bien desarrollados que hacen que leamos con total atención sus diálogos y sus debates, poniendo sobre la mesa muchos temas que, a pesar de los años pasados desde la escritura de la obra, están totalmente de actualidad y sin duda nos harán reflexionar sobre lo que estamos leyendo.Personalmente, una de las cosas que más admiro de la ciencia ficción es cómo nos plantea los grandes problemas de nuestro tiempo, los conflictos éticos, las cuestiones políticas, sociales, etc., disfrazándolos en futuros o pasados lejanos. Para mí, estas cinco novelas que he reseñado en estos dos artículos están repletas de temas que podemos ver cada día a nuestro alrededor y eso es algo que les confiere, a pesar de los años que han pasado desde que alguna de ellas fue escrita, un poder de atracción que las convierte en lecturas muy recomendables y estimulantes.
JAVIER CAMPO
