"No me beses, abrázame fuerte". "Abrázame y déjame llorar hasta que me duerma"."Dame un abrazo y deja que me haga pequeña".
"Dame un beso de verdad, con abrazo", le digo a las princezaz.
Nada consuela como un abrazo y hay pocas cosas más íntimas y más personales que abrazar a alguien. En un abrazo te tocas mucho, aunque sea un abrazo de esos de tíos, de palmearse la espalda como si quisieran palparle la médula ósea al otro. Entonces, si es algo tan íntimo y que hacemos con tan poca gente, ¿por qué narices firmáis los mails con "Un abrazo"?
Recibo un mail de alguien a quién no conozco o conozco muy muy ligeramente. Correcto, simpático, amable, interesante y, al final, "Un abrazo". Me quedo clavada en esas palabras, "un abrazo", con las orejas de punta, como un perro perdiguero. Intento imaginarme abrazando al remitente y a duras penas lo consigo. Empiezo a pensar en qué pondré yo de despedida cuando conteste. Ni de broma pondré un abrazo, no me visualizo siendo acogida en los brazos de ese desconocido/a. ¿Un beso? Si el semidesconocido ha puesto un abrazo a lo mejor un beso le parece demasiado íntimo... aunque no lo sea. ¿Un saludo? Si pongo eso me siento José Luis López Vázquez en una película de los años 60. "A los pies de su señora".
Cuando yo era pequeña, se saludaba a la gente que conocías con un solo beso y a los desconocidos se les estrechaba la mano en un apretón más o menos caluroso, dependiendo del grado de conocimiento. Sólo a algunas señoras muy cursis se les daba dos besos. En algún momento, entre mi niñez y mis veintipocos, todo cambió y muchas veces me encontré en la violenta situación de darle un solo beso a alguien que se quedaba con la cara cruzada esperando el segundo. El beso único desapareció, el apretón de manos desapareció y el gesto absurdo de los dos besos se instauró para saludar a conocidos y desconocidos.
Bien, me plegué a la nueva fórmula de cortesía de los dos besos (falsos) con choque o roce de mejillas y dejé el beso único para los de amor verdadero o para los niños. El apretón de manos quedó relegado a ocasiones muy muy oficiales y muy muy serias. Entendí el nuevo protocolo y todo iba bien.
Pero llegó el mail y sus despedidas y me encuentro en un mar de dudas. Si el mail es de mucha confianza, lo normal es que no lleve ni despedida o ponga algo inconveniente, como "que os den" o "no te soporto". Si es de amor verdadero, pues "Un beso", "Un beso enorme", o "Besos (todos)", o cualquier otra cosa de ese estilo. Si es un mail de amistad, pues "muchos besos". Pero, ¿qué pongo si el destinatario no es un Ministro pero tampoco es mi amigo?
Me resisto a poner "Un abrazo". Me imagino encontrándome en persona con ese semidesconocido y abrazándolo, y noto cómo mi cuerpo hace la cobra y se resbala de esos brazos. No puedo poner "Un abrazo" sin sentirme violenta o mentirosa.
La mayoría de la gente que se despide con "un abrazo" lo hace con buena intención (y seguro que no le ha dedicado horas a meditarlo como yo) pero también sé que cuando los encuentre nos daremos los dos besos absurdos y pasaran años (si es que eso sucede) antes de que compartamos un abrazo.
Un abrazo implica tocarse mucho, rodearse, acogerse, sentirse, sostenerse. ¿Por qué lo ponemos en los mails? ¿No lo pensamos? ¿Deseos reprimidos?
Deberíamos instaurar el "Dos besos" como fórmula de cortesía. Tendría todo mucho más sentido y yo me sentiría muchísimo menos violenta imaginando gente a la que tengo que abrazar. Soy capaz de imaginarme dando dos besos a prácticamente todo el mundo, pero abrazo a muy poca gente. Soy de poco tocar y me da mucho pudor.
Eso sí, si firmo un mail con "Un abrazo" eso es exactamente lo que significa, que quiero abrazarte.