Hoy llega a nuestras salas "Un Asunto Real", es decir, la principal rival de "Amor" en la carrera final por el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa. He aquí una asombrosa muestra de cine de época que sirve para recordanos lo bien que entran estas películas cuando alcanzan el perfecto equilibrio entre tener una historia interesante que contar y saber como contarla. ¿La novedad? estamos ante un absorbente thriller político más que ante un mero film de época.
¿De qué va?
La verdadera historia de un hombre normal que conquistó el corazón de la Reina y empezó una revolución. Centrada en el triángulo formado por el cada vez más loco Cristián VII de Dinamarca, el idealista e ilustrado Johann Friedrich Struensee y la joven aunque decidida reina Carolina Matilde, la película relata la apasionante vida de unos valientes idealistas que lo arriesgan todo por la liberación del pueblo, y sobre todo el emocionante y prohibido romance que cambió el destino de toda una nación.
¿Quién está detrás?
Tras mezclarse con la clase política danesa en "King's Game" (2004), Nikolaj Arcel ha retrocedido un par de siglos para retratar a la Corte Real de su propio país en "A Royal Affair".
¿Quién sale?
Uno de los rostros más carismáticos del actual cine de autor europeo (y norteamericano), ni más ni menos que Mads Mikkelsen, a quien hemos visto "En un mundo mejor", "Valhalla Rising" o incluso como enemigo de James Bond o próximamente como "Hannibal" en la pequeña pantalla. La reina a quien enamora es la bella Alicia Vikander, a quien próximamente veremos como secundaria en el "Anna Karenina" de Joe Wright.
¿Qué es?
Restauración + La Reina Margot
¿Qué ofrece?
Una emocionante revisión histórica envuelta en un absorbente thriller político condimentado por un apasionante romance, una concienzuda lucha por la cultura, la igualdad, la libertad y una sobrecogedora tragedia. Todo esto y mucho más acontece en esta emocionante historia real desconocida por muchos (incluso los propios daneses, según su propio director asegura) y que nos remite directamente al evocador tono épico de de este tipo de cine que se rodaba entre los años 40 y 50, cuyas tramas eran mucho más influenciadas por su carácter literario que por los redundantes caminos argumentales a los que siempre nos ha tenido (mal)acostumbrados a seguir. Conspiraciones, traiciones, estrategias políticas y rebeliones en una corte comandada por un rey que no es ni malvado ni avaricioso como cabría esperar, si no simplemente un completo enajenado, que tiene histriónicas inciativas como la de poner carretas vacías durante la noche para recoger a los borrachos que no saben como volver a sus casas. En definitiva, una reveladora lección de historia traduciuda en un apabullante artefacto cinematográfico.