Hoy no os traigo receta y es que quiero compartir con vosotros una experiencia maravillosa. Hace unas semanas me invitaron por gentileza de Azucarera Española a disfrutar de un workshop en Alicante con el genial pastelero Paco Torreblanca. Desde el primer momento me entusiasmó la idea, un día en su obrador viendo cómo trabaja en directo él y también su hijo Jacob, que ha seguido la carrera de su padre con gran maestría.
Nada más llegar nos recibió a los cinco compañeros blogueros y a mí, una sonrisa, la de Alexandra, una chica simpatiquísima que estuvo cuidando de todos nosotros como los ángeles. Después nos dirigimos hacia Elda, lugar donde tiene Paco Torreblanca su obrador y allí nos recibió con un desayuno maravilloso en el que destacaba su afamado Panettone, que por cierto ha sido el más rico que he probado nunca y no tiene ni comparación con lo que venden por ahí ¡vaya engañada que vivía! Aparte macarons, bombones, chocolate caliente especiado, vamos que no sabíamos por dónde empezar…
Paco
Torreblanca resultó ser una persona muy amable, todo el rato pendiente de
nuestras preguntas con una sonrisa en la boca, en su obrador se respiraba un
ambiente de trabajo cordial pero con la seriedad de un gran profesional y para
nada era el típico chef, pastelero, famoso endiosado, no, es supercercano.
Comenzó
de manera magistral a elaborar una de sus famosas figuras de azúcar soplado el cual moldea y trabaja como si fuese
vidrio, un trabajo de artesanía en toda regla donde no solo vale ser buen
pastelero sino que también necesita una sensibilidad artística muy grande para
poder realizarlo. Así vimos las técnicas que emplea para mantener al
azúcar en el punto justo para ser moldeado y cómo con mucha imaginación se las
arregla para realizar estas obras de arte.
Posteriormente
nos preparó unos macarons con azúcar moreno, increíble como llegó al punto
donde la masa ya está preparada, el famoso macaronage, hablando con
todos nosotros y casi sin mirar, obteniendo los mejores macarons que he visto,
perfectos y que ya quisieran los franceses para ellos.
Después
disfrutamos de una comida buenísima en su compañía, y vuelta a casa con un sabor
muy dulce en la boca, habíamos pasado una jornada con el más grande y para
alguien a quién le gusta la pastelería como es mi caso, un día inolvidable. Gracias por todo.
Imágenes | Masuno Imagen
Nos vemos pronto
ESTHER
