Por: Emilio J. López
Fuente: MIAMI (EEUU), 13 JUL (EFE)
El perfil psicológico de los creadores cubanos del exilio en EE.UU., su ruta estética y la relación con su obra se reflejan en las páginas de "Faces", más de un centenar de originales retratos en blanco y negro que ahondan en la complejidad de cada uno de estos artistas.
El fotógrafo cubano Carlos Manuel Cárdenes ha tomado 126 imágenes que reflejan el perfil psicológico del retratado y documentan la rica diversidad de un extraordinario grupo, excluido demasiado a menudo por coleccionistas prominentes y comisarios de museos internacionales.
"Faces", que se publicará en los próximos meses, refleja la "visión del mundo de un grupo de artistas plásticos cubanos independientes muy talentosos y de una gran capacidad", explicó a EFE Cárdenes, quien trató sobre todo de captar la íntima relación del pintor con su obra.
Los artistas retratados, que abarcan más de cuatro décadas de exilio, han tenido que adaptarse, con gran dificultad en algunos casos, a un sistema de vida, entorno y promoción de la obra por completo ajenos al que impera en la isla.
En ese sentido, el artista cubano exiliado en EE.UU., especialmente "los jóvenes que nacieron dentro de la revolución", se encuentra con grandes dificultades a la hora de "sacar su obra a la calle" en este país, por su desconocimiento del mercado.
Cárdenes se refirió al proteccionismo del mundo del arte impulsado por el Gobierno cubano, que "provee a los creadores de educación y de todos los materiales gratis", así como de facilidades para exponer.
El resultado final se sustancia en que muchos de estos artistas, "entrenados y alimentados por el sistema cubano", encuentran al llegar a EE.UU. inesperadas adversidades: "Se convierten en un ser humano más, en un número de Social Security (Seguridad Social) y tienen que aprender a echar adelante por ellos mismos".
Además, según Cárdenes, el 95 % radica en Miami, lo que, paradójicamente, dificulta su promoción, frente a otros pintores como Carlos Cárdenas, Julio Larraz, Luis Cruz Azaceta, Alejandro Aguilera o Magdalena Campos-Pons que residen en otros estados, y "han tenido más posibilidades porque hay menos competencia".
Además de esta realidad compleja, resulta preocupante la escasa atención que instituciones académicas y museos internacionales prestan a la obra de los exiliados cuando se trata de exponer arte cubano.
Sucede que, durante medio siglo, los artistas cubanos del exilio "han sufrido el ostracismo del régimen de La Habana", un sistema de propaganda cultural oficial que ha condicionado la visión de "prominentes coleccionistas y comisarios" de museos internacionales, según señaló a EFE el pintor cubano exiliado Esteban Blanco.
Pero "Faces" es, sobre todo, un viaje por el arte contemporáneo del exilio cubano, una serie de retratos de carácter intelectual a medio camino entre el verismo del maestro del claroscuro Caravaggio (1571-1610) y la realidad e irrealidad de los artistas.
"La idea es crear un efecto de luz natural. La inspiración de esa luz procede del estudio del trabajo de Caravaggio y Tintoretto en el uso del claroscuro, del contraste entre luz y oscuridad", explicó el fotógrafo, experto en fotografía comercial y publicidad.
Sin dejar la belleza en un segundo plano, Cárdenes realiza un retrato penetrante de la psicología del pintor en relación con su obra, para lo que, previamente, se "empapa lo más posible" de la trayectoria vital del personaje.
Al final son 126 personajes sobre un mismo tema y "no puede ser aburrido, cada imagen debe ser diferente y sacar algo individual de ellos, el espíritu, por eso todos ellos miran al lente", apostilla.
Entre los pintores retratados figuran Tomás Sánchez, con el paisaje de los pantanos de Los Everglades (su material de trabajo) como telón de fondo; Guillermo Portieles y su pintura reflexiva; y Julio Larraz, con sus relatos visuales de inédita belleza.
Destacan también Luis Cruz Azaceta, una de las propuestas pictóricas de mayor rigor formal entre los pintores del exilio cubano; el reconocido Jose Bedia y su reciente visión de las culturas indígenas americanas; Néstor Arenas y su irónica visión urbana; y Esteban Blanco, con sus "juguetes" de implicación social y estética.