Un mar de lágrimas y vasos de plástico

Foto: Anna Roca

Nos vamos haciendo mayores y supongo que es inevitable el ir haciendo cada vez más planes de futuro. Es por eso que, en pleno mes de agosto, decidimos que iríamos al que posiblemente sería el festival más triste del mundo: el BIME.

El plan era el siguiente: un festival a finales de octubre, en Bilbao y con bandas como Mogwai, Placebo y The National. Aunque a veces parezca lo contrario, los que escribimos en Cabeza de Gallo somo gente alegre e incluso chistosa, y ni yo misma entiendo por qué hacemos estas cosas.

Me niego a liarme a explicar qué tal cada una de las bandas, pero podéis leer las exhaustivas crónicas de Bi Fm. Leedlo todo excepto el párrafo que habla de The National, que no les hace justicia. Por cierto, ahora que sale el tema:

Yo canté en el micro de Matt Berninger.

Dicho ésto, ya podemos continuar.

Foto: Anna Roca

Contra todo pronóstico os diré que lo que más hice durante todo el festival ha sido bailar. Bailar con Mando Diao (recordemos que ahora hacen música disco), con Basement Jaxx, con La Roux y con FM Belfast, eso cuando podía salir de mi alelamiento ante tanta parafernalia sobre el escenario. Cuando le lleguen las vacas flacas a este grupillo, yo tengo muy claro que miembros se van a ir fuera. Ahí sobra gente. Su actuación me recuerda a lo que he visto en muchos conciertos de reggae en los que hay un personaje sobre el escenario exclusivamente para ondear una bandera o agitar una toalla: animan al público, pero poco aportan.También vimos a The Orwells, por si acaban siendo un grupo tan revelación como dicen algunos.

Foto: Anna Roca

Descontando el Primavera Sound, creo que este es el festival más “mainstream” en el que he estado nunca y también el más guarro. Vivimos un momento en el que nos bombardean constantemente con el tema del reciclaje hasta hacernos sentir mal si un día nos confundimos de contenedor pero, sin embargo, no pasa nada si en un festival se gastan toneladas de vasos de plástico y apenas hay papeleras. Igual los organizadores podrían pasar por alguna fiesta mayor y descubrir lo que es un vaso reutilizable. Además del impacto medioambiental, es bastante incómodo ir chutando vamos y envases de hamburguesas a cada paso que das. Pero supongo que eso no importa: un patrocinador es un patrocinador.

Foto: Anna Roca

Tras darlo todo lo que nos quedaba por dar con Holy Ghost! abandonamos el recinto despacio, despegando nuestros pies del suelo lentamente y en silencio, estamos agotados y felices por lo bien que nos han tratado en Bilbao. Por increíble que parezca, hemos conseguido alargar el verano un fin de semana más.