A pesar de ser una industria joven y con un crecimiento constante desde esas primeros títulos de los setenta con Pong a la cabeza, los videojuegos no dejan de dejar lápidas de grandes empresas con vidas cortas donde llovieron los billetes para luego ser tristemente enterradas.
En España sabemos de eso. No obstante buena parte de los jóvenes de más de 20 años, como mínimo, recordarán como de pronto dejaron de producirse aquellos PC Fútbol. Un manager sin rival en su época. ¿El motivo? Dinamic Multimedia había muerto y junto a él muchos estudios se quedaron sin distribuidora o directamente en la calle.
Otras fueron absorbidas por grandes empresas como Sierra dejando tras de sí grandes aventuras gráficas o juegos de estrategia de primer nivel. Una historia que nos remonta a los primeros años como contábamos en este reportaje. Pero ahora toca hablar de THQ, la última en caer y la que nos hará reflexionar más. ¿Por qué? El mundo de los videojuegos está completamente asentado y ver bancarrotas en la actualidad, con cada vez más dinero en movimiento, sorprende. Es por ello que hemos querido hablar de su muerte y su legado. ¡Adelante!
¿Por qué muere?
Esta tableta gráfica de THQ acumula casi millón y medio de unidades sin vender. Su gran error.
De aquellos polvos vienen estos lodos… No hay que remontarse muy atrás en el tiempo para conocer un poco los traspiés de THQ en el camino. Acostumbrados la audiencia a quedarnos en algunos casos con lo simplemente bueno o magistral, y eso en esta empresa lo había, muchos nos olvidamos de las apuestas por títulos de baja calidad.
La desarrolladora lanzó excesivos títulos y buena parte de ellas sin gancho. Juegos que imitaban la formula casual que otras tantas cogieron con el lanzamiento de Wii o DS pero que en su caso no terminaron de cuajar. Por ejemplo encontramos World of Zoo, All Star Cheerleader, Big Family Games…
En resumidas cuentas THQ estaba casi a la altura de EA producciones al año. ¿Pero vendían? Claramente no tenía la licencias de la otra como un FIFA o Madden NFL, sí tenía unos magistrales juegos basados en la WWE, eso sí. Pero además debemos añadir los problemas para vender sus mejores sagas.
¿No sabía vender? Puede que así lo fuera pues el primer Darksiders a pesar de llevarse notas elevadas y ser llamado el Zelda más adulto, o el hermano más inteligente de God of War apenas superó el millón de ventas. Mientras en juegos con más tirón, como Saint’s Row The Third, sí supo colocar unidades en el mercado. Aunque insuficiente para salvar los otros errores.
Ahora bien, ¿dónde estuvo el suicidio? uDraw. Sí, una opción que hasta yo haciendo de Michael Patcher adiviné justo en su anuncio. Un fracaso por completo en ventas y una apuesta comercial tipo Wii Fit que hizo THQ y cuyo éxito estuvo más cerca de ese ET de los años 80 que de otra cosa.
A partir de ese momento comenzaron a llegar despidos, cierre de estudios y cada vez más rumores de bancarrotas, ventas y el despiece actual al que se ha visto sometida.
El legado
Darksiders se quedó sin novias en la subasta. ¿A dónde pueden ir? ¿Habrá sido Muerte la muerte de la saga?
Despezada en pequeños trocitos como lo fuera Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, así ha sido el final de THQ. Con ninguna empresa dispuesta a comprar la totalidad de sus estudios y franquicias, la empresa americana subastó sus activos y recaudo una cifra en torno a los 100 millones de dólares. ¿Pero quienes fueron las triunfantes? ¿Qué futuro les esperan a las sagas?
Aventurarse a saber si sus sagas míticas seguirán igual o tendrán modificaciones, adaptadas a las nuevas propietarias, es una difícil tarea. Pero lo que sí empieza a quedar claro es la apertura de un panorama en la industria totalmente novedoso.
Por ejemplo, hace unos 10 años el mundo se entristecía ante la salida de la guerra de consolas de SEGA. Asediada por las bajas ventas, un titán incombatible como era, y sigue siendo, PlayStation o el nacimiento de Xbox decidió abandonar la lucha. Pero en aquellos días nadie podría llegar a pensar que sería de los mayores amigos del PC. Tras la compra de Relic Entertainment con licencias como Warhammer 40.000 o Company of Heroes, más los ya pertenecientes como Football Manager crea un grueso de videojuegos altamente vendidos.
La otra gran beneficiada del festín de cuervos fue Koch Media. Acostumbrada más a distribuir juegos que a editarlos, la desarrolladora con su marca de Deep Silver (Dead Island) da un paso adelante en su futuro con la adquisición de Volition (Saint’s Row) o la licencia de Metro.
Y esta sin duda fue la gran rival de Ubisoft, iba con fuerzas de llevarse prácticamente todo pero al final se queda con South Park y THQ Montreal. Un estudio con poco nombre aún pero del que se esconde nuevas propuestas que podrían convertir a la compañía gala de Ubisoft en el Monchi de los videojuegos, al comprar con poca inversión posibles nuevas IPs de gran renombre en el futuro. En el mismo estudio se encuentra Patrice Désilets, que fuera parte importante en los desarrollos de los Prince of Persia o Assassin’s Creed. Tras ellos se esconden obras como 1666 y otra que respondería al nombre de Underdog.
A diferencia de Koch Media, que da un paso hacia esta industria, Ubisoft se alza con esta compra como la número dos del mundo acreditando más de 6.000 personas trabajando para ella en más de 20 estudios.
Tras estas dos quedan varios pequeños activos de THQ más. Homefront en Crytek es un ejemplo. Pero el tercer punto importante es el devenir de una saga apreciada por muchos como Darksiders, Virgil Games se queda sin padre y con la mente puesta tanto en nuevas entregas como en otras IPs futuras. ¿Qué futuro le esperan? Los rumores se suceden y algunos hablan de la compra de los derechos de los juegos pero no de sus desarrolladores. ¿A dónde irían ellos? Otras informaciones los sitúan en Sony Santa Monica (God of War) pero de momento hay pocos hechos y demasiadas nubes.
Conclusión
El comienzo historia de Metro bien podría ser una metáfora del fin de THQ.
Resulta evidente que en THQ no hubo buenas vistas comerciales, tuvo un gran fallo del que quizás hicieron una gran apuesta y no guardaron los recursos suficientes para responder a tal fracaso. También es loable destacar el no saber vender productos, de una calidad destaca por prensa y jugadores más asiduos, al público general.
Esta muerte nos recuerda que el mundo de las empresas no es esquivo a los videojuegos. Que triunfa el tiburón, temido por todos, y no el delfín que tanto intenta caer bien al público con juegos para todos ellos. Nos gusta Saint’s Row, el sandbox que GTA dejó de hacer; amamos Darksiders, la evolución hacia unos tintes más adultos de Zelda; deseamos a Metro, un shooter cuya ambientación bien podría valer un par de pesadillas; o esperamos con ansías nueva propuestas o entregas de sagas míticas como Homeworld (que podría caer en manos independientes).
Pero al final, como lágrimas en la lluvia todo esto desaparece por no haber sabido gobernar una empresa. Por no haber sabido apostar a caballos ganadores o arriesgado donde realmente había motivos para ello. THQ es ejemplo de cómo hacer bien o mal las cosas. Bien por saber dar entregas de calidad para todos los públicos. Y mal por caer en el ansía de ganar más que nadie con productos que a nadie impresionaba.
¿Quién será la próxima en caer? ¿Nos imaginamos un mundo sin EA o Activision? Dos titanes que nadie duda de su fiabilidad, pero con torres como THQ cayendo…
THQ ha muerto y con ella una pequeña parte de la historia de los videojuegos. Numerosas entregas nos ha deparado especialmente en esta generación. Por ellas y por ella, un minuto de silencio.