Revista Expatriados

Un partido en estado de shock

Por Tiburciosamsa

El pasado 7 de mayo hubo elecciones en Singapur. Al día siguiente de las elecciones, uno de los líderes del gobernante Partido de Acción Popular, el Ministro de Asuntos Exteriores George Yeo, declaró que tras las elecciones “se abre un nuevo capítulo en la política singapureña”. El Ministro Mentor Lee Kuan Yew ha declarado que “Singapur no puede funcionar en piloto automático”. El Primer Ministro ha dicho: “Comprendemos en el PAP que estas elecciones marcan un punto de inflexión y que tenemos que adaptarnos a esta nueva situación y elaborar políticas y acercamientos que funcionen en este medio con este nuevo electorado.”

¿Y cuáles son esos resultados electorales que han dejado a los líderes del PAP en estado de shock? Que el PAP “sólo” fue votado por el 60’1% del electorado y no consiguió más que 81 de los 87 escaños del Parlamento. Un resultado por el que Zapatero o Rajoy firmarían con los ojos cerrados (¿qué digo firmarían? ¡se machacarían un huevecillo con un martillo para conseguirlo!) y va el PAP y lo vive como una derrota cataclísmica. Pues sí, desde su punto de vista lo ha sido.

Han sido sus peores resultados desde 1959. Hasta ahora los peores habían sido los de las elecciones de 1991, cuando sólo consiguió el 61% de los votos y 77 de los 81 escaños que tenía el Parlamento. El PAP entonces supo reaccionar y modificar sabiamente la ley electoral y superó el bache. En las elecciones de 2006, las últimas hasta las del pasado 7 de mayo, el PAP logró el 75% de los votos y 82 de los 84 escaños.

El mérito del PAP es haber conseguido durante todos estos años mayorías que hubieran dado envidia al difunto Partido Comunista Búlgaro sin recurrir al fraude electoral. Aunque, que no recurrieran al fraude, no quiere decir que las elecciones estuvieran libres de zancadillas a la oposición.

Las herramientas del PAP para ganar elecciones han sido numerosas: cambios en la delimitación de las circunscripciones electorales, que además son anunciados con poca antelación; dominio de los medios de comunicación, que iba acompañado además de una censura sutil; el mensaje, que no dejaba de tener su efecto, de que ellos habían llevado a Singapur del Tercer Mundo al primero; la creación de las circunscripciones plurinominales en las que el ganador se lleva todos los escaños y en las que la oposición lo tenía dificilísimo para triunfar; aquellos distritos que tenían la osadía de dar la victoria a un candidato opositor, se veían durante los siguientes seis años privados de inversiones en infraestructuras. A esas herramientas hay que añadirle el comodín del Ministro Mentor, Lee Kuan Yew, con su peso moral. Los políticos opositores que arrostrando los obstáculos osasen ganar un escaño, siempre tenían sobre sus cabezas la espada de Damocles de una querella por difamación. Ay del político opositor que se atreviese a sugerir que el Ministro tal había cometido una irregularidad sin tener pruebas contundentes. Le caía una querella criminal por difamación, que le quitaba la respiración, la fortuna y las ganas de seguir en la política.

Desde el principio se sintió que el PAP abordaba la campaña electoral de 2011 con más nerviosismo que el habitual. Los motivos fueron muchos. Para empezar, entre 2006 y 2011 la blogosfera ha hecho su aparición. Como reacción a la omnipresencia de los medios de comunicación oficialistas, los ciudadanos han comenzado a informarse y a organizar debates en la blogosfera. El PAP un poco tarde descubrió que no podría controlar la información igual que en el pasado. En segundo lugar, la oposición presentó unos candidatos muy creíbles y sólidos. He leído los curricula de algunos de ellos y ya querría que muchos de nuestros políticos tuvieran curricula la mitad de buenos. Presentarlos como una panda de desharrapados y afirmar que sólo el PAP tiene candidatos con talento, hubiera resultado poco creíble. Es más, el Worker’s Party, que ha ganado los seis escaños opositores, tuvo el buen sentido de terminar sus mítines cantando el himno nacional singapureño y recitando el juramento de fidelidad a la nación. ¡Que a alguien se le ocurra presentarles como peligrosos anarquistas antisistema!

En esta campaña electoral el PAP se dio cuenta de que su mensaje tradicional de que ellos fueron quienes llevaron al país del Tercer Mundo al Primero ya no funcionaba tan bien. Para muchos votantes eso empieza a ser Historia y les preocupa más la realidad y la realidad es que la bonanza económica de estos años ha beneficiado muchísimo a unos pocos y escasamente al resto, que la propiedad de una casa (uno de los componentes del sueño singapureño) ha quedado fuera del alcance de muchos, que el transporte público va abarrotado… Muchos ciudadanos empiezan a percibir que el PAP está perdiendo contacto con la sociedad. Se han ocupado tanto del desarrollo económico del país, que se han olvidado de los ciudadanos.

El PAP se jugaba en estas elecciones su renovación generacional. Había presentado a 24 jóvenes promesas, que estaban llamados a tomar el relevo del actual liderazgo durante la próxima legislatura. De las 24 jóvenes promesas ya han pinchado tres, o sea a un ritmo de una mensual. Steve Tan, que procedía de los sindicatos, tuvo que retirar su candidatura antes de las elecciones, cuando surgieron rumores que le acusaban de acoso sexual. Ong Ye Kung, que también procedía de los sindicatos y prometía convertirse en un peso pesado del futuro gobierno, fue derrotado en la circunscripción plurinominal de Aljunied. Tin Pei Ling, que fue jaleada como la candidata más joven del PAP, podría ser jaleada también como la candidata más impopular, a la vista de los resultados en su circunscripción de Marina Parade.

En fin, que no ha sido una derrota tan cataclísmica como se la figuran, pero algo me dice que durante los próximos años los líderes del PAP van a consumir mucha tila.


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