Un plumero muy grande para no ser visto

Sortu, la organización abertzale descendiente directa de Batasuna y aliada estratégica de ETA, vuelve a hacer lo mismo que sus antepasados. Aseguraron ser capaces de demostrar su rechazo a la violencia, su renovado interés por la democracia y su intención de desvincularse del terrorismo y otra vez, al igual que antaño, a se demuestra que era todo una obra teatral.

Ayer se supo que Batasuna, como ya advirtieron con la frase de “estaremos en las elecciones de una forma o de otra”, podría firmar una coalición con EA para poder estar en las urnas. Coalición que, según algunos documentos encontrados en un piso franco de la activa banda terrorista, ETA vería con buenos ojos. Aunque a todos se nos viene a la cabeza lo mismo -que era de esperar- cabe, en mi opinión, un análisis ligeramente más profundo sobre esta situación.

En primer lugar, se despejan las dudas acerca de la existencia de conexiones entre Batasuna y ETA puesto que la aprobación -que como siempre, resulta imprescindible para la actuación de Batasuna-, de la candidatura conjunta de los radicales con EA, es una prueba irrefutable del mando que los asesinos mantienen sobre sus lacayos políticos. Por tanto, podemos afirmar,como hemos hecho durante los treinta años de democracia que llevamos a cuestas, que votar a Batasuna es meter encapuchados en los ayuntamientos. Es así de simple.

En segundo y último lugar, y suponiendo que en las palabras de los abertzales haya algo de cierto -que ya es suponer-, la prisa genera sospecha y estos tienen tanta por entrar en los ayuntamientos que un día les veremos dar ruedas de prensa -o quemar banderas de España- con la parte de arriba del pijama todavía puesta. Si se permite que Batasuna se presente a las elecciones o que se alíen con EA -la cual tiene una responsabilidad moral para con los ciudadanos vascos-, se estará permitiendo la continuación de la extorsión y la refinanciación de la banda.

La realidad es que Batasuna es incapaz de sostener un proyecto democrático más allá de lo que ETA diga y, ahora, ETA dice que hay que presentarse como sea -seguramente, para comprar comida y balas-. No veremos ahora, ni en un futuro próximo, una izquierda radical que condene la violencia porque ETA nunca permitirá que eso sea dicho. No veremos nunca una izquierda abertzale legal mientras la organización terrorista ETA no desaparezca y pueda decirse, sin desconfianza ni temor, que Batasuna no es ETA. Mientras tanto, y aquí sí, sin temor a equivocarnos, Batasuna = ETA.