Estos últimos tiempos ando algo complicado de horarios, entre el trabajo, la universidad y parecidos, así que las agendas no me han dado mucho tiempo para dedicarme al viejo Café. Pero, para que no se ande diciendo por ahí que no paso un trapo por la barra, ni quito las telarañas del techo, ni lavo los vasos, ni nada, pues los dejo con una canción, más la promesa de traer algún texto digno lo antes que pueda (que haré lo posible porque sea esta semana). Ya lo saben, los gajes del oficio...
(Ya ven que no es cualquier cosa... y encima el título cae a pelo a la ocasión)