Los Objetivos del Desarrollo Sostenible plantean 17 retos con el fin de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar un futuro prospero y seguro para todas las personas. El objetivo nº2 es vital y plantea la eliminación del hambre en el mundo para el año 2030. Sin embargo, los datos nos alertan y revelan que aún estamos muy lejos de conseguirlo.
La idea de garantizar la seguridad alimentaria a toda la población mundial suena utópica, pero podríamos acercarnos poco a poco a dicho objetivo contando con la participación activa de todos los agentes sociales, económicos y políticos.
Tres años engrosando las cifras
Sin embargo, la realidad dista mucho de avanzar en este camino. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publicaba el pasado mes de julio su informe anual sobre El Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el mundo y advierte que el hambre no ha dejado de crecer desde 2015.
Actualmente hay 821,6 millones de personas en el mundo que pasan hambre, 10 millones más que el año anterior. En este último estudio la FAO contempla un nuevo indicador, que es la prevalencia de la inseguridad alimentaria a un nivel moderado o grave. La conclusión es que más de 2.000 millones de personas no tienen acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes. La mayoría de las personas afectadas se ubican en países de ingresos medios o bajos. No obstante, también afecta a países ricos. En Europa y América del Norte esta situación afecta a un 8% de la población.
África y Asia: los más afectados
Según el informe de la FAO, África presenta la situación más preocupante ya que tiene las tasas de hambre más altas del mundo, y allí cada año siguen aumentando. Un 30,8% de la población de África occidental está subalimentada.
Otro dato tan resaltado como preocupante es el de Asia, donde vive el mayor número de personas que pasan hambre, siendo más de 500 millones. La mayoría se concentran en los países del sur del continente.
Además destaca la prevalencia de desnutrición infantil. En Asia y África viven 9 de cada 10 niños con desnutrición o emaciación del mundo.
Estos datos que recoge el informe revelan que, si de verdad la comunidad internacional se ha comprometido con los Objetivos del Desarrollo Sostenible, tenemos por delante un enorme desafío para revertir esta tendencia y poder asegurar a todas las personas del mundo una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
Las causas del hambre
Las causas que impiden que todo el mundo acceda a una alimentación suficiente son múltiples. Nuestros suelos, océanos, agua y bosques se degradan debido a la sobreexplotación, a la contaminación y al uso no sostenible de recursos. El cambio climático está provocando desastres naturales, como las sequías e inundaciones que afectan directamente a la producción de alimentos. Además, los conflictos armados y la desaceleración económica dificultan gravemente que los esfuerzos invertidos en bajar las cifras mundiales de personas que pasan hambre den sus frutos.
Son muchos planos sobre los que se pueden trabajar, pero es necesario que todos los sectores de la comunidad mundial se impliquen en este objetivo. El Objetivo 2 señala al sector alimentario y agrario como claves para el desarrollo y la eliminación del hambre. Podemos producir comida para todos de forma sostenible, pero para conseguirlo, tendremos que cambiar nuestro modelo de producción.
Imagen: Global Humanitaria