Hace tiempo que no expongo aquí alguno de mis
poemas. Esta semana, siguiendo con la tendencia de las últimas semanas, tocaría
colgar alguno de Antonio Machado
(por continuar con la antología de Gerardo
Diego), pero mi amigo el poeta mallorquín Juan Payeras fotografió un poema de mi libro Siempre nos quedará Casablanca
y colgó la página en su muro de facebook. Este poema nunca lo había mostrado en
el blog, lo hago ahora. Se corresponde a la época en la que era auditor de
cuentas, entre el año 2000 y el 2002:
Gracias, Juan.
El texto en word quedó así:
PIETER BRUEGHEL EL VIEJO
Me
basta abrir el libro por la reproducción
del
cuadro El triunfo de la muerte
de
Pieter Brueghel El Viejo para
conseguir
la
calma. Me fascina
penetrar
en sus detalles. ¿Os habéis fijado
en
las elegantes trompetas que sostienen
los
esqueletos sobre el río o el que tras la mesa
intenta
violar a una doncella? ¿En la brillante
pala
encima del carro de las calaveras?
Entonces
qué importan el estrés, los plazos
y
los horarios de esclavo de las pirámides
de
Egipto, las tristes ambiciones de los triunfadores
tristes.
Con terapia de guadaña a lomos de un caballo
rojo,
tu jefe sólo es otro cráneo, de los que se caen
del
carro de tan lleno. Ojalá hubiera conocido
la
calma del cuadro de Brueghel
en
la adolescencia, en el desdén presuntuoso
de
las muchachas, en la pantomima de los que se esconden
debajo
de la mesa. ¿Y en el ángulo inferior
derecho
el joven del laúd cantando, y la
Muerte
que
toca el violín? Y un 1012.